En las afueras de Caloto, en el norte del Cauca, una imagen contrasta con estos tiempos de paz. Casi 300 hombres de la fuerza pública, entre policías del Escuadrón Antidisturbios, carabineros y Ejército, custodian una finca casi en ruinas, cercada de concertina y trincheras. En las tardes, se protegen del sol bajo la sombra de frondosos samanes y rodeados de flores veraniegas. La casa de techos altos, un templete solitario y los prados resecos hacen pensar que la hacienda tuvo sus tiempos de gloria.Se trata de La Emperatriz, la finca que se ha convertido en el símbolo de la lucha por la tierra para los indígenas del norte del Cauca. En varias ocasiones, ellos han entrado en masa a los cultivos de caña y los han destruido. Los enfrentamientos han sido sangrientos para todas las partes. El año pasado, en esta hacienda, un policía murió y siete quedaron heridos. Los indígenas con frecuencia llevan la peor parte, sobre todo en Caloto, Corinto y Caldono. Según cálculos, por lo menos 20 fincas han sido blanco de las mingas para “liberar la madre tierra”, una de las cuales anunciaron para el 30 de octubre.Lea la nota completa sobre lo que pasa en el norte del Cauca aquí