La historia del M-19 tiene sus nombres propios. Entre ellos está Otty Patiño, que en 1974 dejó sus estudios de Arquitectura en la Universidad del Valle para fundar ese movimiento. Aunque no hizo parte activa de los grandes golpes que dio el ‘Eme’, fue un hombre clave en la planificación de proyectos que hoy en día son célebres, como la toma a la embajada de República Dominicana en Bogotá y la coordinación publicitaria del robo de armas al Cantón Norte. Otty, quien nació en Buga en 1945, fue pieza importante en el proceso de paz del gobierno de Belisario Betancur y de la desmovilización que en 1990 terminó con este grupo inmerso en la política nacional. Tras la desmovilización, Patiño hizo parte de la Asamblea Nacional Constituyente, del comité editorial del noticiero AM/PM y fue cofundador del Observatorio para la Paz. Durante cuatro años escribió una columna para El Tiempo. En 2004 fue candidato a la Alcaldía de Buga, pero sin éxito. Dos años más tarde empezó a trabajar con la administración de Lucho Garzón en Bogotá como director del Observatorio de Cultura. Ha sido coautor de varios libros, entre los que se destacan Guerras inútiles, que habla sobre la violencia y la búsqueda de la paz, y ¿Valió la pena?, que recopila relatos sobre desmovilización. Hoy, Patiño sigue vinculado a la Alcaldía de Bogotá. “A veces me siento como un marciano en medio de la burocracia política, pero los resultados de un trabajo honesto son gratificantes”. Y frente a la democracia dice que si bien “la incertidumbre reina por estos días, ésta hace parte de las buenas democracias”, sentencia.