Durante años el mayor misterio que ha rondado la toma del Palacio de Justicia es si en ese fatídico episodio metió la mano Pablo Escobar. El 'patrón' tenía razones para acabar con la Corte Suprema que justo ese día debatía la legalidad del tratado de extradición. La mafia había asesinado hace un año, en 1984, al ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla. Ese magnicidio había hecho que el gobierno pidiera la extradición de los capos, frente a lo cual ellos lanzaron una proclama: "preferimos una tumba en Colombia que una cárcel en Estados Unidos". Durante varios meses a los magistrados que tenían la extradición les habían llegado sufragios y amenazas. Con motivo del especial Palacio de Justicia: 30 años, 30 rostros como homenaje a la tragedia que realizó esta revista, Jhon Jairo Velásquez "Popeye" dio su versión de la historia. Popeye habla duro y tiene una ventaja: todos saben qué hizo, cómo, por qué y para quién. Dice con alguna dosis de orgullo, levantando las manos: “Yo soy la memoria histórica del cartel de Medellín”. Nadie lo puede contradecir, de los que estuvieron al lado de Pablo Emilio Escobar Gaviria solo queda vivo él, así que sabe que tiene en sus manos lo que muchos quieren, la verdad, alguna verdad. No es un secreto que Pablo Escobar era cercano a la izquierda y que tuvo amistades fuertes con líderes del M-19, guerrilla a la que apoyó con dinero, y con quienes, dicen, se reunía con alguna frecuencia. Pero sobre esa amistad, Popeye va mucho más allá: “El financiamiento por parte de Pablo Emilio Escobar Gaviria y el cartel de Medellín a la toma del Palacio de Justicia es una realidad, nótese que no digo supuestamente”. Según su versión, para la toma, Escobar le entregó armas y dos millones de dólares a Iván Marino Ospina, jefe militar del M-19, dinero que fue crucial para llevar a cabo el plan que venía rodando con meses de anticipación. “El patrón les decía que no se metieran al Palacio sino al Senado, porque el presidente Belisario Betancur sí iba a pelear por el Senado”, y ya en una supuesta negociación, lo primero que tenían que pedir los comandantes guerrilleros era que el gobierno renunciara a la extradición de colombianos a los Estados Unidos, que era la lucha del cartel de Medellín. “El plan ‘b’ era matar la mayor cantidad de magistrados y quemar los expedientes, que fue el que se realizó porque ellos tenían un trabajo avanzado en la Corte, la tenían infiltrada”. Con vehemencia, Popeye dice que es mentira que Carlos Castaño haya financiado la toma, pues para la época era apenas un muchacho que se estaba preparando para ser un gatillero más del cartel. “Pablo Escobar Gaviria vio una oportunidad de oro. El M-19 le cuenta que está en esa operación y él la apoya, porque él odiaba al Belisario Betancur, porque le había dado 5 millones de dólares para la campaña, y cuando estaba allá nombró a Rodrigo Lara Bonilla como Ministro de Justicia, que era uno de los pactos que tenían. Cuando Pablo mata a Lara Bonilla Belisario se convierte en el gran enemigo”. Una de las grandes dudas que hay sobre el testimonio de Popeye, es que para la toma Iván Marino Ospina ya había muerto, sin embargo este argumenta que la reunión de planeación había sucedido muchos meses antes, mientras se infiltraba y se estudiaban los movimientos en el interior del Palacio de Justicia. Sin embargo, en la mayoría de testimonios del exsicario, está la incertidumbre.