El libro llegó a mis manos en un momento vital de mi trayectoria política y de mi existencia como mujer negra. Un día alguien me preguntó: “¿Ya leíste el libro de Padura? Léelo. Se te va a revolver el alma”. En efecto, desde las primeras líneas, el mamotreto de 765 páginas me enganchó. Es un libro exquisito que recrea los más nobles y los más bajos sentimientos: el dolor frente a la pérdida, el amor, la solidaridad, la soledad, el autoritarismo, la compasión, la arbitrariedad, la dureza de la cual nos tenemos que revestir para sobrevivir a la violencia. Sin amarillismos, Padura reconstruye el asesinato de León Trotski a manos de Ramón Mercader y pone así en escena la confrontación del ser humano con sus decisiones. Para quienes hemos sido perseguidos leer la historia del destierro de Trotski abre viejas heridas, pero también recuerda que siempre es posible disfrutar los pequeños detalles. El libro me ha permitido vivir intensamente y asumir con responsabilidad mi existencia. Y ha hecho aflorar mis sentimientos anárquicos, pues cualquiera que se rebela contra las arbitrariedades del poder es un anarquista.