El balance de la Cuarta Jornada Nacional de Protesta en Chile, fue e más sangriento de todos los anteriores: que se sepa, fueron 17 los muertos a bala, incluyendo un niño de corta edad, y casi un centenar los heridos. Detenidos fueron más de 1.200 Un día antes, el general Augusto Pinochet decidió que movilizaría 18 mi policías para reprimir la protesta, dandoles la orden de actuar "duramente". Y lo hicieron. Según emisoras de Santiago, los militares dispararon ráfagas de ametralladoras y sus fusiles, además de balas trazadoras luminosas en señal de advertencia. Algunas patrullas lanzaron granadas de gases lacrimógenos al interior de domicilios, furiosos ante la generalizada y ruidosa protesta con cacerolas y todo tipo de utensilios metálicos que hicieron los habitantes de la capital. El "cacerolazo" había comenzado desde la noche del 11 de agosto, hora y media después de impuesto el toque de queda. Durante éste, en varios sectores de Santiago se produjeron violentos incidentes, especialmente en barriadas pobres, donde se dieron las mayores balaceras.