El refrán popular de "dura más un merengue en la puerta de una escuela" se vivió a cabalidad en el colegio distrital Campestre Monte Verde, cuando una mañana su patio principal estuvo ocupado por la parafernalia de mercadeo de una empresa que claramente conocen todos los estudiantes: la colombiana Alpina. Los alumnos de primaria estaban emocionados con la visita, no solo por las muestras gratis, que se acabaron tal como lo afirma el refrán, sino porque iban a recibir al presidente de la compañía: Ernesto Fajardo. Este ejecutivo, quien obviamente genera expectativa entre los universitarios de facultades económicas o financieras por su prolífica carrera como administrador de empresas, así como entre sus colegas empresarios, por primera vez veía tanta emoción en un público infantil. Cuando Fajardo entró al salón, llevaba una presentación en la que planeaba contarle a su auditorio exactamente lo que hace Alpina y, sobre todo, cómo lo hace. Sin embargo, no pudo realizar su exposición de corrido por la cantidad de preguntas de los niños. Ellos querían saber cómo se fabrican los yogures que consumen a diario, cómo les meten los sabores, qué podrían hacer para trabajar en Alpina cuando sean grandes e incluso algunos le preguntaron por qué sus productos no son más baratos o cómo están cuidado el medio ambiente.

Una avalancha de preguntas que no paraba y que Fajardo fue respondiendo con paciencia. No en vano, administrar una compañía de 70 años de existencia, con presencia en el exterior y ventas por más de $2 billones le han dado el temple para relacionarse con diferentes interlocutores.  Al finalizar la charla, varios niños no dudaron en pedirle a este ejecutivo que se tomara fotos con ellos. Un expositor novedoso para los estudiantes del Campestre Monte Verde y una experiencia gratificante para Fajardo.