El tan esperado proyecto de reforma constitucional que lleva preparando el presidente venezolano Hugo Chávez se acerca inexorablemente. En Caracas los periodistas consideran un hecho que lo presentará a la Asamblea Nacional antes del 15 de agosto. Un borrador que se filtró a la prensa, y que no ha sido desmentido por el gobierno, incluye medidas como la reelección indefinida del Presidente, ahora llamada 'elección continua' y la declaración de la República Socialista Bolivariana de Venezuela. El proyecto radicaliza la revolución que Chávez ha venido construyendo y acelerando desde cuando que subió al poder, hace ya cerca de 10 años.No hay que olvidar, en ese sentido, que al posesionarse por primera vez incluso juró por la "moribunda Constitución" que la reemplazaría. En 1999 comenzó el camino hacia una nueva Carta Magna. Hoy resulta claro que haber reformado a fondo la estructura del Estado a favor de la figura presidencial no era suficiente y anuncia que quiere hacer nuevas enmiendas sobre la que alguna vez llamó "la mejor Constitución del mundo". El analista Alberto Garrido explicó este fenómeno a SEMANA: "las (nuevas) reformas son un cambio de etapa, antes había situaciones ambiguas que van a desaparecer". Esta etapa, dice Garrido, comenzó con las elecciones de diciembre y se percibe como un período de profundización planificado para los años 2007 a 2021.Aunque el proyecto no se conoce oficialmente, tanto el primer mandatario como la presidenta de la Asamblea Nacional, Cilia Flórez, han anticipado de qué se trata. La reelección indefinida, ahora llamada 'elección continua' con una connotación menos negativa, es lo más llamativo de la nueva reforma de Chávez. Aunque la gente no está del todo de acuerdo con la reelección, la popularidad y la credibilidad del gobernante entre las masas siguen en niveles muy altos, sobre todo por las llamadas Misiones, proyectos de asistencia social que, aunque controvertidos, han tenido un impacto muy positivo en la vida cotidiana de los menos favorecidos. Por ello, aunque los venezolanos no tienen muy claro qué es el socialismo, y más bien tienden a rechazar el concepto, parecen estar dispuestos a aceptarlo como parte del mensaje de su Presidente. "A Chávez lo quieren a pesar de la ideología de izquierda", dijo a SEMANA Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis.Y parte de ese mensaje es la proclamación de la República Socialista Bolivariana de Venezuela, con lo que quiere concretar un nuevo modelo social y económico. Se oficializa de ese modo la marca que ha venido posicionando desde hace años: Un concepto definido más por lo que no es (el modelo cubano), que por lo que es, el socialismo del siglo XXI. "Es una estrategia de 'marketing' político", concluye León, quien afirma que con esto Chávez pretende romper el mito de que el socialismo lleva al comunismo.El tercer aspecto más mencionado es lo que los opositores han llamado el fin de la descentralización. Se trata, si cabe, de otorgar más poder al jefe de Estado a costa de los gobiernos regionales y municipales, lo que puede ser una movida brillante en detrimento de la oposición. La norma permitiría reorganizar la repartición política del país, y suprimir municipios y gobiernos regionales. El mandatario, además, tendría el poder de nombrar todos los vicepresidentes que quiera, tanto por competencias como por regiones, lo que significaría que éstos podrían estar por encima de las atribuciones de los gobernadores electos popularmente. ¿Significa todo esto que Chávez quiere perpetuarse en el poder? No es fácil contestar en forma negativa esa pregunta, pues el propio Presidente ha dicho muchas veces que gobernará al menos 16 años más. Por lo pronto, sin embargo, resulta curioso que en esta oportunidad no quiera recurrir al mecanismo de elegir una Constituyente, sino al de hacer una reforma parcial, a cargo de la Asamblea Nacional (Parlamento), a la que controla totalmente. Ese es un aspecto que los constitucionalistas han criticado, pues sostienen que las reformas, aunque supuestamente no tocan los primeros nueve artículos de la Carta de 1999 (los principios fundamentales), sí afectan su esencia, por lo que deberían ser puestas a consideración del constituyente primario. Con la entrega del documento a la Asamblea se despejarán muchas dudas. Pero con lo que ya se sabe, las alarmas de los opositores están encendidas. Porque con lo que está pasando en Venezuela es casi imposible ignorar que el proceso de Chávez está dejando atrás sus postulados bolivarianos, para acercarse a una revolución socialista cimentada no por la fuerza de las armas, sino del populismo.