El 2012 será bisiesto, lo que para algunas personas es augurio de malas noticias. Pero al margen de los mitos y las leyendas que se tejen alrededor de los años de 366 días, la verdad es que los pronósticos sobre la economía mundial son fatalistas para el próximo año.Muchos están pensando que las dificultades de la eurozona empeorarán y que sus problemas, que ya se salieron del control de las autoridades europeas, desatarán una crisis financiera de grandes dimensiones que puede terminar contagiando a muchos países más.Realismo o pesimismo, lo cierto es que en lugar de ver una solución, algunos analistas están pronosticando una lenta y prolongada agonía de la unión monetaria. El economista Nouriel Roubini, quien predijo la crisis financiera de 2008, dijo recientemente que al igual que Italia, tanto Grecia, como Portugal e incluso España tienen riesgo de verse forzados a salir del euro. Según el economista, una hipotética salida de Italia y España de la moneda común sería efectivamente una ruptura de la eurozona. Todo indica que el próximo año los mercados seguirán navegando en aguas turbulentas. Daniel Niño, director de Investigaciones Económicas y Estrategias de Bancolombia, dice que las medidas anunciadas a finales de octubre fueron flor de un día para la confianza de los mercados en la medida en que se quedaron cortas. "La eurozona parece claudicar a todos unidos dentro del euro". La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) recortó sus pronósticos de expansión de 2012 para la zona euro a 0,3 por ciento. En mayo pensaba que crecería 2,0 por ciento. Incluso señala que "un deterioro de las condiciones financieras de la magnitud observada durante la crisis global (2007-2009) podría llevar a una caída en el nivel del PIB en algunas de las mayores economías de OCDE, de hasta 5 por ciento para la primera mitad de 2013".Para el analista Alberto Bernal, de la firma norteamericana Bulltick Capital Markets, solo hay dos probabilidades en la eurozona: que el Banco Central Europeo (BCE) salve a Italia o que se hunda esta economía. La segunda sería una catástrofe. Si los italianos no logran financiar los 330.000 millones de euros que requieren el próximo año, se producirá un efecto cascada en el sector financiero mundial sin precedentes. La exposición de la banca francesa a los bonos de Italia es de 420.000 millones de dólares. Un golpe de esta magnitud al sistema francés repercutiría en las bancas inglesa y norteamericana. Como dice Bernal, si Lehman Brothers sacudió el planeta, una caída de Italia lo dejaría sin piso. Para Bernal, la probabilidad de que ocurra este evento catastrófico es menor al 15 por ciento. Cree que de llegarse a este límite, los líderes mundiales se levantarán para impedirlo.Al otro lado del Atlántico, la situación no se ve mucho más despejada. La mayoría de los analistas bajaron las estimaciones de crecimiento de la economía de Estados Unidos para los dos próximos años. La OCDE dice que en 2012 crecerá 1,8 por ciento, cuando hace seis meses lo estimaba en 3,1 por ciento. Para Sergio Clavijo, presidente de Anif, mantenerse en terreno positivo dependerá de si logra superar la radicalización política en las relaciones entre republicanos y demócratas en el Congreso para resolver el tema fiscal. Hasta ahora los partidos estadounidenses han sido incapaces de llegar a un acuerdo para bajar la deuda. El supercomité parlamentario que se creó para reducir el déficit fiscal prácticamente fracasó. Los mercados lo interpretan como una ausencia de gobernabilidad que deteriora cada vez más la imagen de Estados Unidos como líder de la economía mundial. Es un ingrediente que aumenta la incertidumbre y acrecienta los temores por una recesión mundial.En medio de la incertidumbre, los ojos nuevamente miran a China. Según The Financial Times (FT) la economía china creció 9,1 por ciento en el tercer trimestre de 2011, un ritmo más lento que entre abril y junio (9,5 por ciento), pero de cualquier forma "una tasa envidiable en un momento en que muchos países están coqueteando con la recesión".Pero los analistas creen que habrá una mayor desaceleración de la potencia asiática para evitar que la inflación siga aumentando. Ya está en una tasa anual de 5,5 por ciento. Aunque se espera que China juegue un papel importante para evitar que se profundice la crisis mundial, también el gobierno asiático está preocupado por el impacto que pueda recibir.El viceprimer ministro chino, Wang Qishan, encargado de la supervisión del sector financiero -citado por FT-, pronosticó que la economía mundial se hundirá en una recesión que va a durar mucho tiempo y advirtió que China tendrá que profundizar las reformas para hacer frente a las consecuencias financieras.En cuanto a América Latina, para Nicolás Eyzaguirre, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, la región navega en medio de vientos cambiantes.La ventaja es que América Latina estaba creciendo muy rápidamente y con riesgos de recalentamiento, y por lo tanto una pausa moderada, si no se prolonga mucho, le podría convenir. "Podría no ser un problema en sí mismo", dice. Eyzaguirre duda de que se den salidas masivas de capitales de América Latina.Pero no hay que desconocer que si se dan problemas fiscales en la zona euro, estos podrían causar serios problemas en el sistema financiero internacional, incluidos los mercados emergentes.Según las proyecciones para la economía mundial del FMI, el crecimiento global estará alrededor del 4 por ciento el próximo año, pero el PIB real de las economías avanzadas crecerá a un ritmo anémico de alrededor de 2 por ciento. Esto ya de por sí supone un gran reto, según el organismo: que las autoridades europeas contengan la crisis de la periferia de la zona euro, que las autoridades estadounidenses encuentren un equilibrio prudente entre el respaldo de la economía y la consolidación fiscal de mediano plazo y que la volatilidad de los mercados financieros mundiales no recrudezca.Como se ve, los nubarrones parecen oscurecer el horizonte en 2012. Y ahora no faltará quien esté recordando que el último año bisiesto fue 2008, justamente cuando se dio la peor crisis financiera y económica internacional que llevó al mundo a una recesión sin precedentes desde los años treinta.