Hace 40 años el boxeo colombiano, un espejo fenomenal de su sociedad, se graduaba con honores. El 28 de octubre de 1972 Antonio Cervantes “Kid Pambelé” se consagraba como el primer campeón mundial del país. Vencía por nocaut al panameño Alfonso “Pepermint” Fraizer en el país centroamericano y se abrochaba el cinturón Welter Junior de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), una de las cuatro entidades rectoras de esta disciplina, más importantes del mundo junto al Consejo Mundial de Boxeo (CMB), la Federación Internacional de Boxeo (FIB) y la Organización Mundial de Boxeo (OMB). “A mí nunca se me olvida esa fecha. Antes celebraba con licor, droga y mucha joda. De vaina estoy vivo... y de vaina estoy libre”, le dijo Pambelé hace días al reportero Francisco Henao Bolívar en entrevista publicada en El País de Cali.  Gracias a su hazaña, Pambelé, formado como púgil en Venezuela, y quien ostenta el récord histórico de la categoría con 16 defensas del título mundial, logró, entre tantas cosas, que el Gobierno Nacional, en cabeza de Misael Pastrana, instalara alcantarillado en San Basilio de Palenque, municipio humilde del departamento de Bolívar en el que nació en las vísperas navideñas de 1945. No en vano, allí se registra el origen del boxeo en Colombia, a finales del siglo XIX, en una finca agrícola ubicada en María la Baja propiedad de Francisco Balmaseda, quien decidió montar, sin motivos competitivos, un gimnasio destinado al esparcimiento y a la recreación de sus empleados, dotado de implementos para su práctica. Una actividad que, según el historiador canadiense David Sheinin, “ofrece un camino para entender rasgos de una sociedad que suelen estar latentes o reprimidos”.  Después, Andrés Gómez Hoyos fundó, en 1898, un gimnasio modesto en la Universidad de Cartagena. Hasta que en la década del 20, después de la conclusión de una guerra civil y la Guerra de los Mil Días, comenzó verdaderamente su desarrollo con la realización de la primera pelea en el teatro Olimpia de Bogotá, la creación en Cartagena del primer gimnasio moderno y la fundación de la Federación de Boxeo de Colombia. El palmarés a nivel nacional, antes de Cervantes, estaba reflejado en medallas en competencias del ciclo olímpico como Juegos Bolivarianos o Juegos Centroamericanos y del Caribe; el estreno internacional en 1941 de un colombiano en una pelea de fondo en Estados Unidos, Guillermo “Maciste” Puentes; el debut en una pelea por título mundial en 1964 de Bernardo Caraballo; y las medallas olímpicas de bronce en los Juegos de Munich 1972 de Alfonso Pérez y Clemente Rojas. Pero llegó Pambelé y lideró el camino.  En estos últimos 40 años Colombia ha tenido 44 campeones mundiales entre hombres y mujeres (siete de ellos interinos). El número se reduce a 34 si contamos solamente los que fueron organizados por alguna de las cuatro entidades más prestigiosas. Sin embargo, desde la victoria de Jesús "Cuchilla" Geles en febrero del 2011, el boxeo nacional atraviesa una meseta, aunque sigue siendo el más exitoso junto con el patinaje y el ciclismo. Hoy Colombia cuenta con un sólo campeón reinante, o mejor, campeona: la cordobesa Enis Pacheco, en la categoría ligero de la OMB. “Los recursos son escasos, muchos gimnasios de las ligas no tienen la implementación necesaria. Hay pelaos que se van a entrenar sin desayunar y sin lo del bus. Así se ve afectada la formación de prospectos y la incentivación. Aunque casi todos son de extracción humilde, los pegadores, igual que nosotros, continúan surgiendo con las uñas”, opina Fidel Bassa, campeón del mundo peso mosca. En 2012 la Federación Colombiana de Boxeo recibió de parte de Coldeportes y del Comité Olímpico Colombiano 130 millones de pesos para su funcionamiento y para repartir entre 26 ligas departamentales. “El boxeo ya no es el deporte rey de Colombia, se dejó quitar la corona. Un ejemplo de ello es que tanto hombres como mujeres estaban atentos a la televisión y la radio para informarse sobre las peleas. Pero estamos en un país futbolizado”, dice Felipe Sandoval Hernánez, editor y subdirector de boxeodecolombia.com.  Este deporte se divide en amateur, no rentado (parte del Programa olímpico y en el que Colombia tiene 3 medallas) y el profesional. “La prioridad debe ser el amateurismo, a partir de un financiamiento del estado sólido de sus carreras y competir en Europa, Cuba o Asia. Crear una ley como se dice con dientes que tenga un mecanismo para retenerlos”, dice Julio Torres Roca, presidente de la Federación Colombiana de Boxeo, quien antes de los Olímpicos de Londres denunció falta de apoyo, y en una carta abierta a Coldeportes y el COC, puntualizó estar maniatado por su dependencia a los recursos: “no podemos garantizar buenos resultados por la desigualdad en la preparación, en comparación con esos países”, decía. Por eso, muchos boxeadores y su entorno quieren saltar al profesionalismo (ningún púgil colombiano ha ido dos veces seguidas a un Juego Olímpico) y pugnar por pelear por el título mundial con una bolsa millonaria y salvadora, atentando muchas veces contra los procesos naturales de formación y desarrollo del atleta. La última medalla olímpica de Colombia en esta disciplina fue en Seúl 1988, lograda por Jorge Eliécer Julio, quien viajó y pudo competir aquella vez gracias a una colecta pública realizada en Barranquilla.  Se deberá trabajar en implementar estrategias para promover y difundir el boxeo entre la juventud, articular las ligas y organizar los clubes, muchos de “papel” organizados en su razón social pero no en su práctica y metodología; y enmarcar las empresas promotoras conocidas como “cuerdas”, que contratan o financian a boxeadores profesionales. Para Bassa, “es importante estimular una competencia interna para apoyar a los que recién comienzan y los que tienen proyección”. Y también habrá que pensar en conformar una selección nacional como la tienen los demás deportes olímpicos, que trabaje en equipo con objetivos comunes. El boxeo, que tanto arraigo tiene en nuestras raíces, encarnado en la figura maravillosa de Pambelé- el único colombiano en el Salón de la Fama del boxeo mundial- refleja nuestra historia repetida. Después de tanta gloria que le ha brindado a Colombia, ¿por qué no ha gozado de la atención que merece? Es grande el desafío que hay por delante, como deberá ser grande la valentía y el espíritu de superación de quienes tendrán que afrontarlo. A lo Pambelé en sus combates. A quien, 40 años después, seguimos aplaudiendo.  *Twiter: @pablodenarvaez7