Poder que al final es relativo ya que en las grandes organizaciones (en muchas no en todas) se hace lo que se debe hacer y el principio de obediencia prima si te interesa mantener el statu quo.El poder no es malo en sí. Si se tiene poder se debe ser responsable y pensar en la trascendencia que tienen mis decisiones sobre un negocio y la vida de quienes tienen algo que ver conmigo. No son solo los que me reportan sino todos aquellos con los que debo trabajar transversalmente.Recomendado: ¿Lidero una estrategia de marca empleadora?Si lo vemos desde la perspectiva política, el poder mueve tanto los intereses personales, por todo lo que representa, que cada vez que hay elecciones públicas hay cientos de candidatos. ¿A quién humanamente sabio le interesaría ser presidente de un país en un estado máximo de polarización, donde nadie está de acuerdo y la economía esta emproblemada? Pero ahí están varios matándose para llegar a un cargo que no es de muchos millones, pero sí de grandes decisiones y status.En un pasado no muy lejano entrevisté a un personaje relativamente joven y relativamente inteligente. No era muy brillante en realidad, pero tenía una gran capacidad para vender su imagen, lo que gusta muchísimo en el nivel corporativo. En realidad, su bagaje no era tan impresionante y su capacidad estratégica baja. Sin embargo, en la entrevista lo primero que me dijo fue: "Yo quiero ser CEO".Cuando le pregunté para qué, su respuesta fue bastante floja. El quería ser CEO para tener poder, para mostrar en su hoja de vida lo brillante que era, lo increíble que fue su carrera y obviamente para tener todos los beneficios que impactan la vida de un mortal cuando entra al Olimpo.No le escuché jamás que quisiera impactar la vida de la gente, para apoyar su propósito y el de la empresa o para construir un legado que permita trabajar por algo más que la cuota de ventas mensual. Menos mal el tipo definitivamente solo en sus sueños va a ser CEO.Puede interesarle: Soy millennial y quéHoy los líderes tienen un doble reto al respecto. El primero definitivamente modular estas ansias de poder por el poder. Hay varias formas para esto, formar equipos interdisciplinarios y diversos que tomen decisiones conjuntas, permitir la libre expresión de ideas, garantizar el apoyo a todos los empleados (no solo a los preferidos de Recursos Humanos) y ser consistente entre lo que se dice y lo que se hace, pueden ser algunas de las maneras de hacerlo.El segundo reto de los líderes es autoregular su motivador de poder en su estilo de liderazgo. Si ya hoy se tiene una posición influyente que tenga poder sobre otros hay que manejarlo con mucha prudencia e inteligencia desde dos puntos de vista; el primero que las decisiones pueden impactar el entorno, el negocio y muchas veces la retención de talento y el segundo se trata de la propia seguridad; el poder es empalagoso y al ser humano le encanta, pero hay que recordar que también es pasajero y un día se puede acabar de repente. Y a rey muerto, rey puesto. Hay que pensar más profundamente en los motivadores de poder y en las implicaciones que tiene su buen o mal uso. La próxima vez pondré más atención para entender cuando alguien que no tiene las capacidades suficientes me dice, yo quiero ser CEO.Lea también: Brujas organizacionales, de que las hay..