El miércoles pasado, en la mayoría de quioscos y puestos de revistas de Caracas los desprevenidos transeúntes pudieron apreciar un singular afiche para la venta del presidente Hugo Chávez. Esta vez, la cara del mandatario estaba montada sobre el personaje Rambo, interpretado por Sylvester Stallone, con el torso semidesnudo y dos ametralladoras. El gobierno manifestó que se trataba de una campaña sucia para desprestigiar al mandatario y hacerlo parecer un hombre de vías violentas. Para evadir la controversia, el productor del afiche, Pablo Lanz, decidió sacar su producto del mercado.