Su misma extensión, cercana a los diecisiete millones de kilómetros cuadrados, lo hace el país más grande del mundo, colindante con catorce naciones europeas y asiáticas, y rodeado por tres océanos y dos mares, sin contar los varios lagos que clasifican entre los más extensos y profundo de la tierra, sus innumerables ríos, llenos de historia, sus praderas sin fin, su tundra y su taiga, sus desiertos helados.   Y así como es desmesurado en el terreno geográfico, su patrimonio cultural lo es igualmente. La historia de Rusia muestra la continuidad de una idiosincrasia uniforme, que se ha mantenido casi incólume a pesar del paso de los siglos y de los vaivenes de su política. Los regímenes zarista, soviético y democrático-federalista solamente han reafirmado esas características únicas que hacen que todo lo ruso sea ruso, sin lugar a dudas. Su pujante economía, su gastronomía, riquísima y variada (piénsese solamente en el vodka y el caviar, dos iconos internacionales), la belleza de sus ciudades, con San Petersburgo y Moscú a la cabeza, sus edificios grandiosos, desmesurados y verdaderas obras de arte, sus museos, llenos de objetos valiosísimos en cantidad y calidad también desmesuradas, sus palacios y sus parques, el carácter abierto y cálido de sus habitantes que acogen al turista cultural con verdadera amabilidad. Su literatura y su música han servido de guía a las creaciones más espirituales del mundo occidental. Sus dos grandes teatros, el Marinski (San Petersburgo) y el Bolshoi (Moscú), con sus espectaculares montajes de ballet y de ópera, y las presentaciones de danza folclórica y circense, prueban la voluntad de un pueblo que vive para mostrar al mundo su diversidad y suntuosidad.           Visitar Rusia es conocer un país ignoto, misterioso, lleno de momentos sorprendentes y curiosos. La puerta de entrada a la Rusia desmesurada es, obviamente, los países escandinavos. Dinamarca, Noruega y Suecia representan para Rusia un anticipo de su cultura y un atisbo inicial del clima y de las bellezas nórdicas, tan notables en Rusia. Las tres capitales, modernas, funcionales y sofisticadas, conservan los rastros de tiempos pasados, preservados con verdadero amor. En los alrededores de Copenhague, para citar un solo ejemplo, se conserva el castillo donde Shakespeare situó la acción de su inmortal drama, “Hamlet, príncipe de Dinamarca”. El recorrido por mar entre estas ciudades es la oportunidad para recrearse con parajes inimaginados, entre islas y fiordos grandiosos.                                                            El Centro Cultural Paideia, en asocio con Viajes Hermes, ha programado un viaje cultural rico, variado e instructivo, cuyo mayor propósito es guiar a los viajeros en el descubrimiento de estos casi desconocidos países y sus inmensas riquezas culturales. El viaje, precedido por un curso sobre la Historia de Rusia Zarista, estará acompañado por guías idóneos de habla hispana, y comprenderá la visita a todos los lugares dignos de visitar en el propósito de enriquecer el conocimiento cultural de los participantes. Dentro de los espectáculos programados, se asistirá a sendas presentaciones en los teatros Marinski y Bolshoi y al Circo Ruso; se visitarán dos lugares especiales, las ciudades de Nóvgorod, cuna de la historia rusa, y Serguev Posad (Zagorsk), llamada el Vaticano ruso. Los itinerarios en cada una de las ciudades de San Petersburgo y Moscú, lugares centrales de este viaje, han sido planeadas en forma muy completa y cómoda, así como los hoteles, transportes y desplazamientos por tierra, vía férrea y por mar y aire.   por Juan Manuel Hurtado    Para más información visite:   www.viajeshermes.com/page/rusia www.culturalpaideia.com