Marcharía para recordar la infamia de los secuestros de Diana Toro, Tulio Mosquera y Freddy Arlendy Rangel a manos del ELN, que solo importan a sus familias. Marcharía contra los colombianos que meten coca para rumbear los fines de semana importándoles un pimiento que asesinen compatriotas para satisfacer su frivolidad, y contra la política que cuadruplicó los cultivos ilícitos y provocó el crecimiento de disidencias y milicias urbanas en la otra Colombia. Marcharía contra el reclutamiento de niños por bandas criminales y la incapacidad de frenarlo.   Lea aquí la columna completa.