La vitamina C es un potente antioxidante que es ideal para el cuidado de la piel, pues, según el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, los antioxidantes son compuestos químicos que interactúan con los radicales libres y los neutralizan, lo que les impide causar daño.

“La vitamina C es un antioxidante que protege las células contra los efectos de los radicales libres, las moléculas que se producen cuando el cuerpo descompone los alimentos o se expone al humo del tabaco y la radiación del sol, rayos X u otras fuentes”, explicó Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación.

No obstante, es importante señalar que hay dos tipos de vitamina C y Arbosana Farmacia explicó que son: “la vitamina C pura (ácido L-ascórbico), que es la más eficaz, pero también la más inestable e irritante. Y derivada, que es en la que se usan otros derivados del acorbato, ascorbil fosfato, etc... y estos últimos suelen ser mejor tolerados, más baratos, pero no son tan eficaces”.

Sin embargo, la dermatóloga Cláudia Sandri le dijo a Terra que, “si bien el puro es en realidad más efectivo en algunos casos, eso no significa que el derivado sea una mala opción”. Es decir, el uso y la escogencia dependerá del tipo de piel, de las afecciones que se presenten y de otros factores.

Sobre la aplicación, la experta señaló: “la mejor indicación para el uso de la vitamina C es por la mañana, cuando es posible extraer el máximo de sus beneficios. Lo ideal es aplicar la vitamina antes del protector solar, pues tiene la capacidad de potenciar la acción del protector”.

De todos modos, lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud (dermatólogo) para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona.

Por su parte, la vitamina C también está presente en frutas y verduras y las frutas que tienen las mayores fuentes de vitamina C son, entre otras:

  • Melón cantalupo.
  • Frutas y jugos de cítricos, como las naranjas y toronjas (pomelos).
  • Kiwi.
  • Mango.
  • Papaya.
  • Piña.
  • Fresas, frambuesas, moras y arándanos.
  • Sandía o melón.

Las verduras que son las mayores fuentes de vitamina C incluyen:

  • Brócoli, coles de Bruselas y coliflor.
  • Pimientos rojos y verdes.
  • Espinaca, repollo, nabos verdes y otras verduras de hoja.
  • Papa o patata blanca y la dulce (camote).
  • Tomates y su jugo.
  • Calabaza.

Respecto a las cantidades que se necesitan diariamente, los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) indicaron que depende de la edad y el sexo, pero en general las recomendaciones son:

  • Bebés hasta los 6 meses de edad: 40 mg
  • Bebés de 7 a 12 meses de edad: 50 mg
  • Niños de 1 a 3 años: 15 mg
  • Niños de 4 a 8 años: 25 mg
  • Niños de 9 a 13 años: 45 mg
  • Adolescentes (varones) de 14 a 18 años: 75 mg
  • Adolescentes (niñas) de 14 a 18 años: 65 mg
  • Adultos (hombres) 90 mg Adultos (mujeres): 75 mg
  • Adolescentes embarazadas: 80 mg
  • Mujeres embarazadas: 85 mg
  • Adolescentes en período de lactancia 115: mg
  • Mujeres en período de lactancia: 120 mg

Sin embargo, el instituto señaló que, si la persona fuma, debe añadir 35 mg a los valores arriba indicados.

De otro lado, hay otras vitaminas que ayudan a hidratar la piel de forma natural como, por ejemplo, la vitamina A (ayuda a la regeneración celular y a la producción de colágeno), la vitaminas B (genera protección frente a los agentes externos), y la vitamina D (actúa como antioxidante).