El viejo debate sobre una segunda vuelta para las elecciones de mandatarios locales revivió. Y revivió sobre todo para la Alcaldía de Bogotá, el segundo cargo más importante del país después de la Presidencia. Enrique Peñalosa resultó elegido con el 33,1 por ciento de la votación total y apenas el 16 por ciento de los bogotanos que podían votar lo hicieron. Lo mismo pasó hace cuatro años con Gustavo Petro, que ganó con el 32 por ciento de los votos y apenas el 15 por ciento de los que podían depositaron su voto. Eso en términos de representatividad es un problema para la democracia. Por lo menos así lo ven algunos congresistas del Partido Liberal, el Polo y el Centro Democrático, que a pesar de estar en orillas opuestas radicaron un proyecto de acto legislativo para que haya segundo round en Bogotá. ¿Conviene hacerlo? Lo bueno • Habría más representatividad y se reduciría la falta de gobernabilidad que a veces padecen los alcaldes elegidos con tan bajos porcentajes. • Permite al votante tener una segunda oportunidad para votar e incluso cambiar de opinión. • Se fomentaría el voto de opinión porque la gente se interesaría más en conocer las propuestas de los dos candidatos enfrentados. Lo malo • No es fácil establecer un criterio para determinar en cuáles ciudades o municipios se implementaría este mecanismo, y en cuáles no. •En sociedades muy divididas como Angola, el Congo y Argelia, ha desatado conflictos internos que buscan sabotear que las elecciones se celebren por segunda vez. • Es muy caro hacerlo. En Bogotá costaría aproximadamente 100.000 millones de pesos.