Según los analistas, la bonaza minera de los últimos diez años está llegando a su fin. Estas son algunas de las razones que sustentan esa nueva realidad:  1.   La caída del precio de los commodities en el mercado debido, entre otras cosas, a la desaceleración de China. 2.   La caída en el precio del barril de petróleo que pasó de estar arriba de los 100 dólares a 94.25.   3.   La caída del 6,7 % en la producción de petróleo en el país. Según el presidente Santos, a pesar de estos números, la locomotora minera va a todo vapor. Sin embargo, entre sus iniciativas hay una que genera preocupación entre los ambientalistas: la decisión de impulsar el fracking, un polémico sistema de extracción de crudo y de gas que consiste en perforar un pozo vertical entre 1.000 y 3.000 metros bajo tierra, profundidad que permitiría tener acceso a hidrocarburos hasta ahora inaccesibles. A esta tierra se le inyecta agua a presión, mezclada con arena y productos químicos. Eso produce la fractura de la roca hasta el punto de disolverla. Este sistema ha sido cuestionado por su tremendo impacto sobre el medio ambiente, ya que contamina acuíferos y requiere de grandes cantidades de agua, además de reportes sobre el aumento de la actividad sísmica.