Colombia es un país de reformas tributarias. Aproximadamente cada 23 meses una nueva se presenta ante el Congreso con la firme intención de corregir algún déficit que la coyuntura y el Gobierno de la época requiere. En este caso, desde la Casa de Nariño han impulsado la idea de que esta nueva reforma tributaria va atada a mantener los presupuestos de seguridad. Esto, de la mano de una eventual firma de los acuerdos de paz con las FARC. Para Fernando Quijano, director general del diario La República, este articulado está en sintonía de lo que podría dejar la mesa de negociación en La Habana: “Esta es una reforma tributaria que tiene muchos visos del posconflicto”. De la misma manera afirmó que la idea de la terminación del conflicto armado a mucha gente la motiva, pero a la hora de evaluar fiscalmente cómo se va a sustentar ese posconflicto, la situación cambia. “Nos gusta mucho la teoría, pero cuando nos toque meternos las manos al bolsillo, todos vamos a llorar”. Sin embargo, David Barguil, presidente del Partido Conservador, no dudó en replicar al periodista y le recordó que esta “no es la reforma tributaria del posconflicto, sino la del hueco fiscal”, en clara referencia a los más de 12 billones de déficit dentro del presupuesto de gastos. También aseveró que estas son las consecuencias de apagar varios incendios, como los multitudinarios paros campesinos, “girando cheques” para todas las dignidades que marcharon por todo el país. Por eso dejó claro que “si el Gobierno pide esfuerzos, que ponga el ejemplo”. Por otra parte, Santiago Pardo, experto tributarista, criticó fuertemente el nuevo impuesto contra la pobreza y resaltó que es claro que “no grava las utilidades, sino la inversión”, perjudicando claramente al sector productivo. Una de las propuestas de Pardo es aumentar en dos o tres puntos el IVA, con la condición de dejarlo igual. Claro está, “no se estaría gravando alimentos, educación, transporte y vivienda”. Al mismo tiempo explicó no estar en contra de que el Estado cobren lo que considere necesario a las diferentes empresas, siempre y cuando se haga en las ganancias y no en la inversión, como según el experto lo hace esta nueva reforma tributaria. Además lanzó una sencilla metodología para configurar la estructural: "La reforma tributaria estructural está escrita. Es hacer un trabajo de campo contra la evasión y contrabando en donde se podría recoger alrededor de 50 billones de pesos" que se pierden por estas vías. Ante este panorama, el presidente del Partido Conservador finalizó advirtiendo que “es un absurdo terminar con el impuesto al patrimonio, el CREE y los dividendos”, hizo énfasis en pensar la reforma en virtud del CREE.