LA EXPRESION "SEñor" estaba desterrada del léxico de los cubanos hasta hace un par de años. Asociada con las desigualdades sociales desde la revolución de 1959, llamar a alguien de ese modo se convirtió en un símbolo de disidencia utilizado por quienes no comulgaban con el régimen. De ahí a que derivara en insulto revolucionario no hubo sino un paso. En efecto, la expresión "compañero" se hizo tan natural que llamar a alguien "señor" era una ofensa política contestada, con indignación, con un duro "compañero, y más compañero que usted posiblemente". Pero ahora la presencia de turistas ha hecho revivir el "señor" -ante la perplejidad de los cubanos- como una exigencia del servicio. Era lógico, pues resulta raro que un mesero le diga al cliente: "¿El compañero desea más té? ".