Llama la atención en el estudio que dentro de las filas de la agrupación hay 26 suramericanos provenientes de Argentina y Brasil. Por su parte, el gobierno brasileño reconoció oficialmente que tres de sus ciudadanos no volvieron al país luego de haber viajado a Oriente Medio por haberse unido al grupo terrorista; en cambio, el gobierno argentino no admitió tener ciudadanos radicalizados a pesar de que el estudio muestre 23 de ellos. Aunque los números son bajos, según el estudio, un 30 por ciento de los yihadistas extranjeros vuelven a sus países de origen, lo que constituye un gran desafío para las agencias de seguridad.