El senador de la Alianza Verde Antonio Navarro Wolff lleva ya dos días de taxista. SEMANA habló con él y le pidió que explique sus motivos. SEMANA: El jueves, su primer día al volante, usted acaparó la atención de todos los medios. ¿Desde cuándo tan populista? ANTONIO NAVARRO: Eso no es populismo. Yo solo puse en Twitter que quería ser taxista, pero no esperaba tanta atención. Fue la empresa la que llamó a los periodistas. SEMANA: ¿Pero va a negar que volverse popular en el gremio de los taxistas da votos? A. N.: Mire. Yo en el taxi no tengo un aviso que diga Alianza Verde, ni he decidido si seré candidato en 2018, pues ya lo he sido diez veces en 25 años. Manejar taxi es algo que siempre quise hacer. SEMANA: ¿Entonces lo hace sin interés político? A. N.: Esto lo hago porque mi trabajo de senador es hacer bien las leyes, y el 7 de febrero pasa a debate la ley de formalización laboral donde quiero incluir a los taxistas. Para eso, y para no comer cuento, necesito reunir información de primera mano. SEMANA: ¿Por qué decidió ponerse en el lugar del taxista cuando las quejas hoy vienen sobre todo del usuario? A. N.: Quiero entender el tema integralmente. Yo no solo manejo sino que también converso con la gente. A todos les he preguntado por el servicio en Bogotá y me han sorprendido porque las opiniones son bastante buenas. SEMANA: ¿Lo han criticado? A. N.: Algunos me han dicho que estoy dándome pantalla. Un pasajero a quien no pude llevar porque ya tenía otra carrera se puso bravo porque, según él, yo soy como los demás. El primer día reuní 209.000 pesos, y unos taxistas me dijeron que dejara de exagerar porque en ese oficio no se consigue plata y los estaba haciendo quedar mal. SEMANA: ¿Qué atormenta hoy a un taxista? A. N.: Les molesta no tener un trabajo formalizado, no tener tampoco un seguro de riesgos laborales y tener una jornada tan larga. Además deben manejar por lugares peligrosos, donde a veces les cobran ‘vacunas’. Y se quejan mucho de Uber. SEMANA: ¿Y usted qué opina de ese servicio? A. N.: Yo pienso que eso lo pueden solucionar ellos mismos de una forma muy sencilla. Solo tienen que prestar un buen servicio. SEMANA: ¿No le da miedo ser taxista? A. N.: Pues sí, pero ¿quién se va a montar a un taxi si hay escoltas montados atrás? Ellos están por ahí, pero se camuflan. SEMANA: Al ser senador, usted por ley no puede tener otro trabajo. ¿Cómo ha hecho? A. N.: Es que no hay un contrato laboral. A mí me prestan el taxi y dono el dinero que recibo.