El nombre Chris se ha convertido, curiosamente, en un denominador común de las películas más taquilleras del momento. En efecto, una lluvia de ‘Chrises’ domina las carteleras. Están Chris Pine, compañero de aventura de Wonder Woman, Chris Hemsworth, el australiano que le da vida al dios nórdico Thor en las películas de Marvel. Chris Evans, el carismático Captain America que representa el espíritu estadounidense y pelea contra los nazis en las cintas de esa misma franquicia. Y Chris Pratt, un comediante que saltó a la franja de superhéroes con su papel de Star Lord en Guardianes de la Galaxia y se roba las miradas a diestra y siniestra. Los tocayos se han vuelto el nuevo tipo recurrente de hombre en la industria: galanes blancos, fornidos, de ojos azules, suficientemente humanos para que las audiencias logren identificarse con sus tragedias, y bastante efectivos a la hora de ganarles millones de dólares a los estudios cinematográficos.