El pasado 8 de julio Kennet Lay, ex presidente de Enron, se entregó a las autoridades estadounidenses. Un día antes, los fiscales del Departamento de Justicia de ese país habían formulado cargos en su contra por el fraudulento colapso de la gigantesca empresa de energía, que a finales de 2001 dejó en la calle a miles de empleados de la firma y en la bancarrota a muchos de sus accionistas. Lay, de 62 años, fue acusado de 11 delitos que incluyen desde presentar informes financieros falsos hasta cometer estafa con acciones. La SEC, el organismo que vigila el mercado de valores en Estados Unidos, también abrió un proceso civil en contra de Lay por negociación ilegal de títulos. De esta forma culmina una investigación que implicó más de 30 ejecutivos de Enron y que tardó tres años para llegar hasta la cúpula de la empresa.