UNA MISTERIOsa epidemia cundió por el hospital del condado de Los Angeles en California en 1934. Enfermeras y médicos cayeron agobiados poruna extraña mezcla de fatiga, dolor muscular y decaimiento emocional. La primera sospecha recayó en la polio --los síntomas eran similares y el temor adicha enfermedad estaba generalizado en ese entonces--. Sin embargo los exámenes de laboratorio arrojaron resultados negativos para la polio y,curiosamente, los pacientes del hospital se mantenían incólumes. Una serie de eventos similares ocurrió en 1955 en el Royal Free Hospital de Londres.Nuevamente los pacientes resultaron ajenos a la epidemia, en tanto que la mayoría de los afectados fueron mujeres.Actualmente muchas personas conocen bien estos síntomas. Han recibido una gran variedad de nombres. En el siglo XIX se les denominó neurastenia.Con el brote de 1955 se acuñó el término Encefalomielitis Miálgica (EM). Años más tarde el malestar fue catalogado con sorna como 'gripa yupi'; pero elnombre actualmente más aceptado es el de Síndrome de Fatiga Crónica (SFC). Los cambios de nombre no han sido acompañados por una mejorcomprensión de las causas de estos síntomas. Nadie sabe aún qué es lo que causa el SFC. No obstante, en una reciente reunión patrocinada por laFundación Novartis y el Fondo Linbury, varios expertos pudieron intercambiar sus más recientes teorías al respecto.El primer problema con el SFC radica en diagnosticarlo, ya que la fatiga no puede ser medida objetivamente y resulta entonces complicado decidir quiénha cruzado la incierta línea divisoria entre una falta momentánea de energía, algo común y corriente, y un nivel anormal de cansancio. Las apariciones ydesapariciones súbitas del SFC y de sus antecesores (la neurastenia se puso de moda entre las clases altas de la Inglaterra victoriana y requería frecuentesy prolongadas curas de reposo en spa) han llevado a muchos médicos a despreciar todo el asunto calificándolo como histeria colectiva.Es muy fácil diagnosticar equivocadamente el SFC, especialmente si se tiene en cuenta que en Gran Bretaña una reciente encuesta indica que el 30 porciento de las mujeres y el 19 por ciento de los hombres se sienten permanentemente cansados. Sin embargo el síndrome es algo más que simple fatiga,bien sea mental o física. Sus demás síntomas incluyen debilidad, dolor muscular, alteraciones en el estado de ánimo y problemas para dormir bien. Estasmanifestaciones pueden ser medidas y sirven de base para investigaciones concretas.Conócete a ti mismoEl primero de los síntomas medibles desemboca en un misterio. Los pacientes con SFC insisten en que sus músculos no responden a su voluntad. Sin embargo, a pesar de intensas investigaciones, los científicos no han encontrado ninguna debilidad particularni anormalidad en ellos que puedan explicar la razón de las quejas de los pacientes. Lo cierto es que el síndrome afecta mucho los músculos y como elmovimiento consume más energía de la que el enfermo siente que dispone, éste opta pronto por la inactividad. Esto lo sume rápidamente en un círculovicioso de la debilidad, puesto que los músculos que no se ejercitan tienden a sentirse sin fuerza. Sin embargo no existen señales de problemas en losmúsculos mismos, de modo que el inconveniente debe encontrarse en el sistema nervioso que los estimula e impulsa.Daniel Wolpert, un neurólogo especializado en el área cognoscitiva que trabaja en el Instituto Neurológico de Londres, ofreció una explicación de porquélas personas que sufren de SFC se sienten más cansadas de lo que sugieren las pruebas que se les aplican. Su teoría se basa en la idea ampliamenteaceptada de que el cerebro alberga un modelo del cuerpo que utiliza para predecir las consecuencias de los movimientos. Si uno agita el brazo el músculole transmite señales a una parte del cerebro llamada cerebelo, el cual 'examina' el modelo, efectúa predicciones y luego alerta al resto del cerebro acercade las sensaciones que debe esperar en lo inmediato. Esto explica, por ejemplo, porqué las personas no se pueden hacer cosquillas a sí mismas: suscerebros saben qué deben esperar y cancelan la sensación de ansiedad.La sugerencia del doctor Wolpert es que las personas con SFC pueden haber perdido su capacidad de pronóstico y por ello no pueden cancelar lassensaciones que regresan de sus músculos, aunque dichos músculos se estén moviendo por indicación de sus dueños. Cada movimiento apareceentonces cargado de esfuerzo indeseado y la reacción natural es, por consiguiente, de evitar dicho esfuerzo. Tony David, un siquiatra clínico del Instituto de Siquiatría de Londres, es otro investigador que piensa que los problemas de autoconciencia soncomponentes esenciales del síndrome. A su modo de ver, el SFC tiene mucho en común con la anorexia nerviosa. La gente anoréxica se ve a sí mismagorda aunque los demás la vean horriblemente delgada. El doctor David ha registrado un sesgo muy similar en la autopercepción de sus pacientes conSFC, los cuales obtienen en sus pruebas de inteligencia y de fuerza puntajes muy superiores a los que esperan.La idea de que el SFC es un desorden de la percepción también ha sido corroborada por el hecho de que cerca de dos tercios de los pacientes que sufrendel síndrome responden favorablemente a la terapia de comportamiento cognoscitivo. En dicha terapia se les asignan pequeñas tareas, que se tornangradualmente más difíciles a medida que avanza el tratamiento. Al ir adaptándose lentamente al aumento de la actividad ya no perciben sus esfuerzoscomo excesivos. Cuando aprovechan la oportunidad de recuperar gradualmente el control de su actividad aprenden a manejar la enfermedad.Otro síntoma característico del SFC es el mal dormir. Los pacientes requieren dormir pero tienen problemas para conciliar el sueño y se despiertanfácilmente. Como resultado, terminan pasando más tiempo en la cama, probablemente para compensar la fragmentación de sus tiempos de descanso. JimWaterhouse y sus colegas de la Universidad John Moores, de Liverpool, dirigidos por Gareth Williams, están estudiando el reloj del cuerpo: el ritmocircadiano. El doctor Waterhouse está convencido de que dicho reloj está vinculado al SFC.Aunque no necesitamos realizar un esfuerzo consciente para quedarnos dormidos la realidad es que la llegada del sueño constituye una proeza fisiológicaque requiere cambios corporales cuidadosamente orquestados. Para que aparezca la somnolencia la temperatura del cuerpo debe descender. Usualmenteesto ocurre muy rápido: en una o dos horas. Al mismo tiempo la glándula pineal situada en el cerebro, comienza a suministrar una hormona llamadamelatonina. Esta combinación constituye la señal para irse a dormir. En las personas que se duermen con facilidad los dos eventos están estrechamentesincronizados. En los pacientes con SFC aparecen descoordinados. Peor aún, su producción de melatonina no resulta tan eficiente como debería.Cuando el doctor Greg Tooley, otro miembro del grupo, registró los ciclos de temperatura de dichos pacientes, encontró que los descensos vespertinosocurrían una hora o dos más tarde de lo normal. Los investigadores de la Universidad John Moores están tratando de establecer si la melatonina administrada en píldoras puede ayudar a los pacientescon SFC. En un experimento inicial le dieron a 31 pacientes melatonina todas las tardes a las cinco en punto durante tres meses. Los resultadospreliminares son prometedores. Los participantes durmieron mejor, se sintieron menos desalentados e inclusive informaron estar de mejor humormientras tomaron la melatonina. Su temperatura corporal también comenzó a declinar más temprano. Estos son enfoques prometedores, pero la prevención es una herramienta aún más efectiva, y solamente resultará posible cuando se identifiqueplenamente la causa del SFC. Una confusión bastante común debe ser eliminada primero. El SFC no debe confundirse con la depresión clínica. Lospacientes deprimidos se caracterizan por una carencia de motivación, en tanto que las personas con SFC desean llevar a cabo sus asuntos diarios peroresultan frustrados porque no pueden reunir las fuerzas necesarias. Además, en tanto que la depresión con frecuencia puede ser tratada con una variedadde drogas llamadas inhibidores selectivos de la serotonina --la más conocida de las cuales es el Prozac-- éstas no funcionan para las personas con fatigacrónica. Una idea recurrente es que el SFC es generado por una infección. Peter White, un investigador del Hospital de San Bartolomé de Londres, piensa que las dos terceras partes de los casos de SFC sí comienzan comoconsecuencia de una infección.La lista de infecciones sospechosas esmuy larga. Incluye al virus de Epstein-Barr (el principal causante de la fiebre glandular), las hepatitis A, B y C, lameningitis viral, la toxoplasmosis, el cytomegalovirus y una rara enfermedad llamada fiebre Q. En los casos de las hepatitis B y C la causa de la fatigabien puede ser la persistencia de la infección más que el SFC. El misterio del SFC no está de ningún modo resuelto; pero por lo menos parece que se están logrando progresos en el diagnóstico y se están dando losprimeros pasos hacia una cura.