Es colombiana, vive en Soacha y solo tiene 20 años. Pero su nombre se menciona en Italia junto a los de reconocidos líderes como Yasser Arafat, Carla del Ponte (fiscal del Tribunal Internacional de La Haya), Carlo Azeglio Cempi (presidente de la República Italiana) y la fundación Greenpeace. La razón es que Mayerly Sánchez acaba de ganar el premio Zolfanello d’Oro (Fósforo de Oro), que años atrás también recibieron estas personalidades. El galardón, otorgado anualmente desde 1990, es entregado por las autoridades de la comuna de Dogliani, en la región de Piamonte, a personas que trabajen por las comunidades más necesitadas. Y es que a pesar de su corta edad Mayerly ha construido una gran trayectoria en este campo. De niña fue testigo de cómo la violencia le arrebató a muchos de sus compañeros de juegos. Por eso a los 12 años participó con un grupo de amigos en la creación del Movimiento de Niños por la Paz, promovido por varias instituciones dedicadas a la niñez como Unicef y Visión Mundial. Con su grupo organizó una jornada de votación de los menores en todo el país: 2.700.000 niños votaron por sus derechos a la vida, la paz, el amor y a la familia. “Creo que sirvió para que los adultos cambiaran su visión de los niños y se dieran cuenta de que ellos tienen algo que decir frente al conflicto”, asegura. La experiencia se convirtió en modelo mundial a tal punto que al conocerla, el Nobel de Paz de Timor Oriental, José Ramos Horta, postuló a Mayerly y a sus compañeros al premio Nobel en tres oportunidades. Ella aún recuerda con emoción las palabras que Ramos le dijo cuando visitó el país, invitado por Unicef: “Durante años los adultos hemos intentado lograr la paz. Pero hoy los niños se unieron a nuestra causa y sé que vamos a encontrar un mejor camino para llegar a ella”. El movimiento recibió el premio Los Niños del Mundo, otorgado por la reina Silvia de Suecia, y la Gran Cruz de la Solidaridad de España. Además su trabajo inspiró al canal de televisión CNN para realizar un documental titulado Soldados de paz, donde además de ella aparecen Farlis Calle, Juan Elías Uribe, Wilfrido Zambrano y Dilia Lozano, otros niños promotores de la iniciativa. Desde entonces Mayerly empezó a ir a las escuelas de niños de escasos recursos a dictarles una clase llamada ‘Hora de cultura de paz’, especializada en el tema de deberes y derechos, basada en la capacitación que ha recibido. “Ella dedica gran parte de su tiempo a impulsar a niños en procesos de liderazgo para proponer soluciones alternativas a la violencia. Es una líder de nuevos líderes”, afirma Édgar Flórez, director nacional de Visión Mundial, organización humanitaria que hace parte de World Vision International, con presencia en más de 100 países. Así nació el movimiento Gestores de Paz: “Mi idea es multiplicar lo que he aprendido en el tema de derechos humanos, especialmente en Soacha, mi comunidad. También trabajamos el tema de la prevención de la violencia intrafamiliar y de los embarazos adolescentes”.Para Mayerly este es uno de los caminos para construir la paz. Por ello fue invitada especial en el Encuentro de Líderes Mundiales que trabajan por la paz que se llevó a cabo en Holanda. Allí tuvo la oportunidad de conocer a reconocidas personalidades dedicadas a esta causa como Rigoberta Menchú y el obispo Desmond Tutu. En 2002 Mayerly fue escogida como una de las representantes de Colombia ante las Naciones Unidas para exponer la situación de la niñez del país y de América Latina durante la Sesión Especial por la Infancia. “Mayerly es la encarnación de una nueva Colombia. No sólo es un ejemplo de superación sino también del servicio a la comunidad. Es todo lo contrario a lo que muchos esperarían de una persona que creció en medio de condiciones adversas en Soacha, donde el desarraigo y la pobreza imperan”, dice Bernardo Nieto, oficial de información de Unicef. Actualmente Mayerly estudia comunicación social en la Universidad Javeriana, becada por Visión Mundial y CNN. Esto le ha dado la oportunidad de liderar la elaboración de la revista Gestores de Paz, que invita a niños de todas las regiones a escribir sobre lo que sucede en su comunidad. El premio que esta joven colombiana acaba de recibir en Italia tiene un significado especial. Simboliza la luz que ilumina al mundo. Con su trabajo Mayerly quiere que los más pequeños nunca dejen de brillar. “Quiero que los niños que viven en difíciles condiciones conozcan y tengan una visión de mundo diferente a la que les toca ver en su comunidad. Que sepan que hay posibilidades más allá de las limitaciones de su entorno. Mi mayor deseo es devolverles a los niños la esperanza”.

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