Generalmente, los presidentes se preocupaban por darle una apariencia de independencia a las ternas que enviaban para la Fiscalía General y la Defensoría del Pueblo. Pero esta vez, Iván Duque, sin vergüenza alguna, ternó a tres de sus subalternos a la Fiscalía y al final, su amigo, desde la infancia, se convirtió en fiscal. Ahora, con la terna a la Defensoría del Pueblo, no solo confirma que no le importa guardar las apariencias, sino que nombra gente, realmente incompetente para ese cargo, lo cual podría llevar a destruir lo que se ha avanzado en los últimos años. La terna para la Defensoría del Pueblo es una terna de uno, hecha para que gane el señor Carlos Camargo. La mujer ternada ni siquiera cumplía los requisitos de experiencia, es decir, en ninguna circunstancia podría ser electa. Así las cosas, al presidente no solo no le importa la cuota de género o las políticas de equidad de género, sino que, sin ningún reparo, se preocupa de que, al menos, la ternada cumpla los requisitos. En todo caso, con la casi segura elección de Camargo hay tres grandes problemas. Por un lado, el señor Carlos Camargo tiene una serie de cuestionamientos complicados. Por ejemplo, en 2019, Camargo compitió por la Registraduría Nacional, en medio de esa competencia, logré determinar cómo había entregado una serie de contratos a personas cercanas a magistrados del Consejo de Estado y a políticos. Todo, con el objetivo de garantizar su elección. Fue de tal nivel el escándalo que el señor renunció a su aspiración en ese momento. En el siguiente link se puede leer la investigación. https://www.semana.com/opinion/articulo/el-nuevo-registrador-columna-de-ariel-avila/626920 El segundo problema de Carlos Camargo es que llega a una institución que quedó muy bien posicionada bajo la administración de Carlos Negret, pero, sobre todo, una institución que tenía un nivel de autonomía importante en su gestión. Soy testigo visual de varios episodios en que el Gobierno nacional se sentía incómodo con las Alertas Tempranas y notas de seguimiento de la Defensoría del Pueblo. Tal nivel de autonomía será difícil de mantener con Camargo, quien le debe a todo el mundo su elección. Además, no tiene ni idea sobre el tema de los derechos humanos. Es decir, el presidente Duque lo ternó sin siquiera preocuparse por si al menos sabía del tema. Entonces, alguien que llega al puesto por favores políticos y que no tiene conocimiento sobre lo que va a hacer, ¿qué papel autónomo y eficaz podrá cumplir? Esa es la pregunta central. El tercer asunto es el más cuestionable: fue el papel de Camargo en el Consejo Nacional Electoral. Él fue uno de los magistrados del CNE que investigó el caso Odebrecht, caso que se archivó para Óscar Iván Zuluaga. No se debe olvidar que Camargo había sido puesto por los conservadores y el Centro Democrático en el CNE, al final de su periodo los artífices del archivo de la investigación salieron “premiados” en el gobierno de Iván Duque. Al exmagistrado Felipe García Echeverry lo nombraron embajador en Bruselas. Camargo salió para la Federación Nacional de Departamentos y ahora para la Defensoría del Pueblo. Es, literalmente, una puerta giratoria. De hecho, el presidente Duque cometió una falta ética al ternar al señor Camargo, más aún cuando el tema Odebrecht está en la total impunidad y salpica a la colectividad política a la que pertenece Duque. En fin, será difícil esperar una buena gestión de Carlos Camargo, más aún, en un momento en el que el país necesita una persona preparada, autónoma y con experiencia para los temas que trabaja la Defensoría del Pueblo. La violencia ha venido aumentando: masacres, decapitaciones, violación de derechos humanos por parte de agentes estatales, es decir, todo un reto para cualquier persona. Pero, parece que al presidente Duque no le importan los derechos humanos, o la otra opción, es que quiere enmudecer a la Defensoría del Pueblo.