Los terroristas emboscaron el lunes el bus que los transportaba entre dos localidades de Kenia, en África oriental. De ese modo los viajeros protegieron con sus propias vidas a los cristianos que viajaban con ellos, a quienes los yihadistas querían separar del grupo y eliminar a tiros como parte de su proyecto de transformar la región en un Estado islámico fundamentalista. Algunos les prestaron incluso sus atuendos religiosos a los cristianos, que se los colocaron para confundir a los pistoleros. En el ataque murieron, sin embargo, dos personas, una de las cuales recibió varios tiros mientras intentaba huir. No es la primera vez que los terroristas recurren a ese tipo de ataques, sobre todo en época de Navidad, en los que ejecutan a todo aquel que no pueda recitar versos del Corán, como sucedió en abril en la Universidad de Garissa, donde mataron a 150 estudiantes que no pudieron demostrar que eran musulmanes.