EL CIRCULO SE CIERRA   Ningún presidente en la historia de Colombia ha sido tan cuestionado,  tan señalado, tan acusado; pero también en ningún periodo presidencial han ocurrido tantos crímenes desde el poder, ni tantos criminales haciendo parte del gobierno.   No son gratuitos entonces los señalamientos y las acusaciones y muy pobre la defensa que se hace frente a ellos, pues no basta con descalificar al acusador para dar por hecho que la acusación es falsa. Los criminales como todo el mundo mienten pero también dicen la verdad y son las autoridades investigativas a quienes les corresponde definir que es cierto y que no, pero no les interesa, esa no es su función de estado, pues hacen parte del tapen-tapen.    Nadie puede eximir de su condición de narcotraficantes al cartel de Cali, por haber contribuido a combatir al cartel de Medellín, ni a los Pepes de mafiosos y criminales por haberse enfrentado a Pablo Escobar, aliados al gobierno. Son varios y entre los más destacados jefes paramilitares, Don Berna, Mancuso, etc.  los que han señalado los nexos políticos del paramilitarismo que ellos dirigían y por lo tanto saben de lo que hablan, con Álvaro Uribe Vélez y con personajes llevados por el mismo Uribe a sus gobiernos, tanto en la gobernación de Antioquia como en la presidencia de la Republica, como funcionarios y políticos de la “entraña” del expresidente.   Todos los funcionarios y congresistas condenados o en proceso de investigación por parapolitica, mas de 120,  apoyaron y apoyan al expresidente, electoralmente en sus campañas o en defensa de su gobierno. Personajes que se calculan aportaron más de 3.000.000 de votos a sus dos campañas a la presidencia.   Que hace a una figura como Álvaro Uribe, rodearse para gobernar de tanto personaje ligado y acusados de delitos graves de narcotráfico, violencia y corrupción y para desde el gobierno seguir haciendo lo mismo; pues a estas alturas ya muy pocas, poquísimo, dudan de la podredumbre en todos los aspectos de sus gobiernos. Nunca la corrupción en el país había llegado a los niveles que llego durante  su gobierno y si bien la violencia en Colombia no se inicio con su presidencia, ningún presidente  hizo  tanto para dar impunidad a sus actores.   Es también ya un hecho evidente que la violencia paramilitar fue paraestatal, parapolitica y paragremial y que detrás de los paramilitares, estaban los directores de esta violencia “la crema y nata de la sociedad” decía don Berna: los 12 notables, que no pueden ser confundidos con los doce apóstoles que es otro cuento; y ¿que han hecho el gobierno y los organismos de seguridad para identificarlos?. Nada, absolutamente nada, ni siquiera se han dado por enterado.   Es cierto que no bastan los señalamientos para declarar culpable a una persona, pero estos y cuando son de la gravedad de los planteados, deberían constituirse en cabeza de un proceso de  investigación, pero en Colombia los presidentes no responden ni siquiera por sus crímenes; pues no tiene quien los investigue, mucho menos quien los juzgue, y ni que decir de quien los condene de resultar culpables; un congreso convertido en nido de bandidos de toda clase, sometido al ejecutivo y dominado por el establecimiento es la mayor burla que puede haber a la justicia.