Pese a que la sed de los 75.000 habitantes de Candelaria, Valle, fue visibilizada por varios concejales hace un par de semanas tras realizar una huelga de hambre en la plaza de Bolívar de Bogotá (foto), hoy la situación no mejora y, por el contrario, empeoró. El problema de falta de agua potable que padece desde hace 462 años el municipio es bochornoso por sí mismo. Pero más lo es que la solución se estanque por cuenta de la politiquería. Ministro, congresistas, gobernador, alcaldes y concejales se montaron en el ‘bus de las promesas’, pero hoy ese tema sigue empantanado. A espaldas de las necesidades de la gente, sus dirigentes al parecer sólo buscan una porción del pastel de 30.000 millones de pesos que, se calcula, cuesta el acueducto para Candelaria. Sin duda, una vergüenza nacional.