Desde cuando hizo su aparición en 1999, la industria farmacéutica ha estado buscando la versión femenina del viagra para tratar el problema de disfunción sexual más común en ellas: la pérdida del deseo. La semana pasada, 10 años después de la aparición de la famosa píldora azul, los científicos dieron a conocer una droga que podría acabar con esa frenética búsqueda. Se trata de flibanserin, un compuesto que la compañía Boehringer Ingelheim empezó a investigar hace una década para tratar la depresión pero que terminó siendo más efectiva para aumentar el impulso sexual en las mujeres. En los estudios participaron 5.000 pacientes sanas de entre 18 y 50 años, con pareja estable por lo menos de 12 meses de antigüedad y que habían sido diagnosticadas con una condición llamada desorden de hipoactividad sexual, caracterizada por baja libido. En dichas investigaciones se constató que quienes tomaron esta píldora antes de dormir durante seis meses tuvieron 4,5 eventos sexuales al mes, frente a 2,8 antes del tratamiento. Los autores del trabajo aclararon que estas mujeres no sólo habían tenido más relaciones sexuales, sino que las habían calificado de "muy satisfactorias". Incluso indicaron que algunas de ellas no querían devolver las píldoras una vez el estudio concluyó. En contraste, las mujeres en el grupo control que tomaron un placebo, tuvieron 3,7 relaciones sexuales, frente a 2,7 antes de la investigación. Los resultados fueron presentados durante la reunión de la Sociedad Europea de Medicina Sexual, en Lyon, Francia.Para algunos los efectos son modestos, pues sólo aumentó un encuentro sexual al mes comparado con el grupo que tomó el placebo. Pero para otros, como Irwin Goldstein, urólogo y director de medicina sexual del Hospital Alvarado en San Diego, el anuncio fue "un evento histórico", sobre todo luego de varios intentos fallidos para encontrar una droga que pudiera mejorar el deseo sexual femenino. Pfizer, la misma compañía farmacéutica que creó viagra, abandonó en 2004 sus esfuerzos para adaptar esta píldora a las mujeres.A diferencia de viagra, que hace en el organismo un trabajo digno de ingeniería hidráulica, pues gracias a su efecto se logra que al pene entre un mayor flujo de sangre y se mantenga allí -lo que provoca su erección-, Flibanserin actúa en un terreno más complejo, el cerebro. Lo que busca la droga es generar un equilibrio entre ciertos neurotransmisores relacionados con los estados de excitación e inhibición para que se produzca una respuesta sexual normal. "Bloquea la emisión de la serotonina al tiempo que dispara la producción de dopamina y noradrenalina, químicos que estimulan el deseo", dijo Jim Pfaus a la cadena de noticias Bloomberg. Pfaus es neurólogo de la Universidad de Concordia y ha hecho investigaciones de la sustancia en ratones de laboratorio. Lo curioso es que la mayoría de antidepresivos que actúan sobre la serotonina, como Prozac y Zoloft, tiende a bajar el deseo con el tiempo. Esto sucede, según el sexólogo Alonso Acuña, porque la bioquímica del cerebro es muy complicada. "Existen 17 tipos diferentes de serotonina y dentro de las 17 hay subgrupos", explicó el experto. No fue por simple azar entonces que los científicos de Boehrienger hicieran énfasis en el análisis de esta variable durante las pruebas clínicas. Y eso explica la sorpresa al ver que en lugar de deprimir el deseo, las mujeres con el medicamento tenían más fantasías y deseaban más relaciones sexuales que sin éste. Pero el anuncio no ha estado exento de polémica, pues reabrió el debate acerca de si el desorden de deseo sexual hipoactivo es una condición real o un invento de la industria para generar ventas. Algunos sexólogos afirman que la falta de deseo en una mujer es una condición muy compleja que se puede dar tanto por factores sociales como por problemas en la relación, temas en los que un medicamento es muy poco lo que puede ayudar. Además creen que una píldora así impediría que las parejas hablaran de sus incovenientes. "Una píldora no va a mejorar la imagen que una mujer tiene de su cuerpo ni va a hacer que el marido sea mejor en la cama", dijo a The Guardian Petra Boyton, una investigadora en salud pública de University College London. Por su parte, Liz Canner, una realizadora que hizo el documental Orgasm Inc., en el que mostró la historia de Pfizer en su búsqueda por el viagra femenino, habló en una entrevista acerca de sus dudas: "Cómo va a saber una joven cuánto deseo sexual debe tener? No se puede decir que la gente debe tener 20 pensamientos sexuales al día", señaló.Sin embargo, otros dicen que en ciertos casos este problema sí tiene raíz en un desequilibrio químico en el cerebro y no en el desempeño sexual de la pareja, como algunos creen. "Hay individuos que nacen mal dotados de esa bioquímica", dice Acuña. "Obviamente, si el marido le pega, es probable que el bajo deseo persista, pero lo cierto es que esta puede ser una condición de la persona". Señala que hay incluso familias hiposexuales que aparentemente se ven hoscas y poco afectuosas, pero que en realidad son así debido a su bajo deseo sexual. Para Acuña no hay duda de que esta situación se podría mejorar con una droga que actuara en el cerebro para corregir este desequilibrio hormonal, pero no está seguro de si Flibanserin vaya a ser la droga que lo logre. "Hay que darle la prueba del tiempo", dice, pues considera que aún es muy temprano para cantar victoria.Boehringer, sin embargo, anunció que iba a someter estos estudios a los organismos reguladores en Estados Unidos con el fin de obtener el permiso para venderlo, y espera que el medicamento esté listo en cuestión de 18 meses. El sexólogo Leonardo Romero considera que de ser así, habría que diagnosticar muy bien la condición, pues considera que hay actitudes que bajan el deseo y que no pueden ser tratadas con fármacos, sino con terapia. "Hay gente que piensa que la sexualidad es para jóvenes y cuando cumple 50 años guarda las maletas", dice. Se calcula que la baja libido, que genera frustración y problemas en la pareja, afecta a entre el 9 y el 26 por ciento de las mujeres en el mundo, según la edad. "Es tan problemático para ellas como lo es para los hombres la disfunción eréctil", dice John Thorpe, quien participó en las investigaciones del producto en Norteamérica. Y añade: "No sé si es algo sicológico o biológico, lo único que sé es que una vez ellas se interesan en el sexo, lo demás empieza a funcionar bien".