La pornografía es una de las formas en las que niños y adolescentes tienen su primer contacto con el sexo. El portal Kliquers destaca que “en 2005 un estudio americano reveló que 70 % de los programas más vistos por los adolescentes incluían contenido sexual. Y su vez otras investigaciones constatan que a los 14 años, dos de cada tres niños en Estados Unidos han visto porno, y muchos lo hacen en dispositivos que tienen consigo 24h al día”. Estas cifras son preocupantes debido a los efectos que tiene la pornografía en el cerebro.

Con el internet las cifras sobre el consumo de pornografía aumentaron. Por ejemplo, el sitio web Pornhub tuvo más de 42 mil millones de visitas en 2019, lo que equivale a que al menos 115 millones de personas visitaron la página diariamente.

De acuerdo con un estudio publicado en The Conversation, la pornografía tiene varios efectos negativos. Según la investigación las alteraciones en la transmisión de dopamina, causadas por el consumo de este tipo de contenido podrían facilitar el desarrollo de depresión y ansiedad. “Los resultados obtenidos indican que los consumidores de pornografía manifiestan más síntomas depresivos, una menor calidad de vida y una salud mental más pobre que aquellos que no ven porno”, explica el portal.

Los investigadores estudiaron las conexiones neuronales relacionados con los procesos de memoria y aprendizaje y encontraron que “las características de los videos pornográficos disparan la plasticidad, que es la capacidad del cerebro para cambiar y adaptarse tras una experiencia determinada. Esta, combinada con la accesibilidad y el anonimato proporcionado por el consumo de porno online, nos convierte en sujetos extremadamente vulnerables a sus efectos hiperestimulantes”. The Conversation agrega que el consumo de la pornografía también ha estado relacionada con el desgaste de la corteza prefrontal, que es el área encargada de la función ejecutiva, la cual se compone de la moralidad, fuerza de voluntad y el control de los impulsos.

Adictalia (Red Nacional de Apoyo y Soluciones para Adicciones) señala en su sitio web que el consumo de pornografía de parte de niños y adolescentes es una de las preocupaciones de los padres de familia en la actualidad. Aunque algunos parientes enfocan el tema moralmente, sobre si está bien o no, es importante conocer cómo el consumo de este contenido puede afectarlos.

En primer lugar es un modelo negativo para que los niños y adolescentes conozcan sobre sexualidad y construyan la suya a partir de ella. “La pornografía comercial, en general, muestra un modelo machista, donde se trata a la mujer como un objeto de placer masculino. Además de retratar situaciones ficticias totalmente inverosímiles en las relaciones cotidianas”, puntualiza Adictalia. Asimismo, en estos contenidos se encuentran modelos de imposición, de violencia de género y homofobia.

De acuerdo con el informe (Des)información sexual: pornografía y adolescencia, elaborado por Save the Children para estudiar el consumo de contenidos sexuales entre la población adolescente y el impacto que estos tienen en sus relaciones y su desarrollo, los adolescentes ven pornografía por primera vez a los 12 años y casi siete de cada diez consumen pornografía frecuentemente. Lo preocupante de estas cifras es que son contenidos sexuales que, mayoritariamente, son basados en violencia y desigualdad.

La organización explica que uno de los efectos que pueden tener la pornografía en los niños y adolescentes es la desinformación, pues se ha conocido que 46,1 % no utiliza siempre métodos de protección. Sobre esa misma línea existe la preocupación sobre los peligros en internet, debido a que 13 % de los adolescentes que han visto pornografía se han puesto en contacto con un desconocido por internet para fines sexuales. Esto aumenta el riesgo de sufrir violencia online y agresiones sexuales en caso de que haya encuentros presenciales.