Para que el organismo funcione de manera correcta es necesario consumir alimentos que tengan minerales y nutrientes. En ese sentido, el portal especializado en salud CuerpoMente recordó que el cuerpo necesita una cierta cantidad de sal para que se mantenga saludable.

El correcto funcionamiento del organismo necesita cierta cantidad de sal, ´pues reseña que el cloruro de sodio ayuda a regular el equilibrio hídrico del cuerpo y la tensión de los tejidos. Además, recordó que es esencial para la excitabilidad de los músculos y nervios.

No obstante, expertos señalan que a pesar de que es necesaria la sal, no se puede consumir en exceso, pues trae otros riesgos para el organismo. De hecho, de acuerdo con la OMS se “recomienda que no se consuman más de 5 g de sal al día”.

De acuerdo con el Ministerio de Salud de Colombia, el exceso de la sal tiene como principal factor de riesgo el aumento de la presión arterial, que se constituye en la causa probable de muerte y el segundo de discapacidad por enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular e insuficiencia renal.

Además, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la presión arterial alta contribuye en al menos el 40 % de todas las enfermedades del corazón y accidentes cerebrovasculares, que representan, a su vez, el 45 % de estas enfermedades no transmisibles.

Por otro lado, también puede afectar órganos como los riñones. En ese sentido, expertos señalan que es preciso no exceder su consumo de sal y señalan algunos síntomas que dejan ver que el organismo está sufriendo el exceso.

1. Constante sed.

2. Hinchazón de la cara.

3. Aumento de peso.

4. Retención de líquidos.

5. Dolor constante de cabeza.

6. Cálculos renales.

7. Trastorno del sueño.

Qué tipo de sal tiene menos sodio

En el mercado existen diferentes tipos de sal entre los que podemos elegir para sazonar nuestros platos. La más saludable es la que tiene menos cantidad de sodio. Según la técnica de extracción, zona geográfica, composición, textura o color, podemos encontrar diferentes tipos. La sal refinada o común es la más utilizada. Está compuesta por cloruro sódico, entre el 97 y el 99 %. Al estar tan refinada no contiene impurezas y es pobre en nutrientes.

Por su parte, la sal marina se extrae con la evaporación del agua del mar, no está refinada y posee más oligoelementos y minerales. Además, es rica en yodo, lo cual es positivo para el organismo. La flor de sal marina contiene un 10 % menos de sodio que la sal común.

Asimismo, la sal rosa del Himalaya también tiene menos sodio, pero contiene otros minerales como el magnesio y potasio. La sal céltica o sal gris también es baja en sodio y rica en otros minerales. Existe también la denominada sal light o de bajo contenido en sodio, que contienen un 50 % menos de sodio.

Cómo reducir la cantidad de sal sin renunciar al sabor

  • Evitar los precocinados y las salsas comerciales.
  • Sustituir los piscolabis ricos en sal por aquellos que no la contengan, como los frutos secos naturales, fruta natural, edamame, humus casero sin sal, etc.
  • Identificar en las etiquetas de los alimentos los componentes para evitar escoger los que contienen sal añadida o glutamato monosódico.
  • Sustituir la sal de cocción por especias y hierbas aromáticas. Estas potencian el sabor de los alimentos.
  • La cocción al vapor, papillote o el asado conservan mejor el gusto de los alimentos que otras técnicas como el hervido, por lo que no es necesario añadir tanta sal al plato.