Comenzar el día con una buena ducha es ideal para despejarse e iniciar con energía el desarrollo de las diversas actividades. Sin embargo, muchas veces surge la duda de cuánto tiempo deben duran las personas bajo el agua y qué es lo recomendable.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que una ducha debe limitarse a cinco minutos para un uso sostenible de agua y energía que no supere los 95 litros de consumo medio diario. No obstante, hay personas que tardan mucho más de este tiempo y como si fuera poco a veces toman dos baños diarios.

Una vez al día es la frecuencia más adecuada para tomar una ducha. Adicionalmente, dermatólogos indican que no es recomendable alargar el tiempo bajo el agua ya que esto no beneficia en nada a la piel sino que, por el contrario, la seca. Esta es una razón de peso para no exceder los 5 o 10 minutos diarios bajo el agua.

En un artículo publicado en el diario El País, la dermatóloga Olivia López-Barrantes coincide en que la duración de la ducha en ningún caso debe llegar a los diez minutos. En su concepto, prolongar el tiempo que se pasa bajo el agua deshidrata la piel porque se produce una pérdida de agua transepidérmica.

Por esta razón, para la especialista, salvo que una persona se meta en la ducha después de haber realizado una excursión por un barrizal o una sesión intensa de gimnasio, cinco minutos deberían ser suficientes para que cualquiera se asee.

De igual forma, hay personas que por temor al mal olor o a las bacterias se duchan con mucha frecuencia y friccionan demasiado la piel, pero un artículo publicado en el portal CuidatePlus insiste en que esto tiene consecuencias para la piel y más si el baño no se realiza de forma suave y con un jabón indicado, el cual es aconsejable que sea neutro y sin perfume.

El baño con agua fría es recomendable. | Foto: Getty Images

Otro factor que se debe tener en cuenta, aunque no repercuta en la duración ni en el cuidado del medioambiente, es la temperatura del agua de la ducha. El agua caliente genera vasodilatación local en la piel y esto puede producir picazón o inflamación en las pieles más sensibles y delicadas.

Asimismo, es importante saber que la capa de lípidos tiene un pH ligeramente ácido, lo que impide el paso de bacterias a la piel. Por eso, es importante no ducharse demasiadas veces porque alteraría su acidez.

Consejos para evitar desperdicio de agua

El agua es un líquido que escasea en todo el planeta, por eso su buen uso es clave, pues su desperdicio pude causar graves afectaciones a diversas especies, incluido el propio hombre.

Estos son algunos consejos que pueden ayudar ene el logro de este objetivo.

- Ducharse en cambio de bañarse. Es importante que las personas piensen antes de llenar la bañera de agua: una ducha gasta 15 veces menos agua que un baño.

- Menos tiempo en la ducha. Ducharse durante 10 minutos supone un gasto de 200 litros de agua. Minimizar ese tiempo permitirá ahorrar gran cantidad de este recurso tan valioso.

Hombre tomando un baño en el baño en casa | Foto: derechos de autor no

- Reducir la temperatura del agua. Ducharse con agua fría es más respetuoso con el medio ambiente que si se hace con agua caliente. Esto no significa que las personas deban ducharse con agua helada, pero si se disminuye la tempera es posible que quieran duran menos tiempo bajo el agua. Esto no solo reducirá el consumo de gas, que conllevan una baja en las emisiones de CO2, sino que se minimiza también el gasto de agua.

- Cerrar el grifo. Mientras la persona se enjabona o se aplica el champú, lo ideal es que la llave permanezca cerrada.

- Reutilizar agua. Una opción es utilizar un recipiente para recoger el agua que se deja correr hasta que se alcanza la temperatura deseada para ducharse. Esta agua se puede utilizar, por ejemplo, para regar las matas o echarla en el inodoro.

- Reducir el caudal: Hacer uso de un chorro grande no es eficiente. Se puede reducir el caudal y recortar en un 50 % la cantidad de agua que sale sin por ello afecte al placer de la ducha, dicen expertos de Endesa.

- Grifos en buen estado: Un detalle al que mucha gente no presta atención es a los daños en los grifos, pero estos inciden en el gasto de agua y, por lo tanto, en las facturas.