La ansiedad es una emoción que se experimenta en situaciones en que la persona se siente amenazada. Es normal que los individuos se enfrenten a este tipo de situaciones y puede ocurrir con alguna frecuencia.

Sin embargo, según la Clínica Universidad de Navarra, de España, lo que es anormal es cuando es desproporcionada y demasiado prolongada para el estímulo que la genera.

Cuando una persona tiene episodios de ansiedad puede sudar, sentirse inquieta y tensa, e incluso tener palpitaciones. Según la biblioteca médica MedlinePlus, puede ser una reacción normal al estrés, pero cuando se vuelve recurrente hay que prestarle atención.

Por ejemplo, alguien puede sentirse ansioso cuando se enfrenta a un problema difícil en el trabajo, antes de realizarse un examen o cuando se está a punto de tomar una decisión importante. Si bien la ansiedad puede ayudar a enfrentar una situación, además de darle a la persona un impulso de energía o ayudarle a concentrarse, para quienes sufren de trastornos de ansiedad, el miedo no es temporal y puede causar una sensación abrumadora con consecuencias en su salud.

La ansiedad puede causar dolores e incluso molestias estomacales. | Foto: SIphotography

A nivel físico, la ansiedad puede tener implicaciones significativas. Por ejemplo, se puede presentar desgaste que lleva a que la persona se sienta agotada y fatigada, muy falta de energía. Esto se debe a que la mente utiliza muchos recursos para pensar, analizar y preocuparse. Si bien se trata de un tema mental, esto desgasta físicamente.

Los efectos de la ansiedad en la salud pueden generar efectos a corto y largo plazo. Un artículo publicado en el portal Psicología y Mente y escrito por Laura Ruiz indica que una de las afecciones que se dan casi de inmediato son, por ejemplo, las reacciones en la piel, debido a que la ansiedad aumenta el estrés y este a su vez, el flujo sanguíneo.

Esto hace que algunas personas se pongan pálidas y otras rojas. Todo debido a que, al experimentar ansiedad, el sistema nervioso simpático envía más sangre de lo habitual a los diferentes músculos.

Otra consecuencia a corto tiempo es la tensión muscular. Cuando las personas están ansiosas, los músculos se contraen y si la ansiedad se alarga en el tiempo, se pueden presentar dolores musculares, así como migrañas, dolores cervicales y rigidez en diferentes zonas del cuerpo, precisa la mencionada publicación.

Efectos a largo plazo

También pueden presentarse problemas de salud a largo plazo. Uno de ellos son los inconvenientes estomacales. Cuando una persona padece de ansiedad, con el tiempo, puede sufrir úlceras de estómago. Según el instituto de investigación Mayo Clinic, estas úlceras son llagas abiertas que aparecen en el revestimiento interno del estómago y la parte superior del intestino delgado.

Adicionalmente, la digestión puede afectarse, así como el metabolismo. Esto se debe a que, cuando se experimenta ansiedad a lo largo de cierto tiempo, el cuerpo no puede regular bien el proceso digestivo, además de que no se le facilita la absorción de los nutrientes, lo que puede originar alteraciones como diarrea, ardores y sensación de hinchazón, entre otros, asegura la información de Psicología y Mente.

Cuando una persona es muy ansiosa puede ser propensa a sufrir enfermedades cardiovasculares, que son aquellas que afectan el normal funcionamiento de los vasos sanguíneos y como consecuencia puede incidir de forma negativa en la salud del corazón. Esto ocurre porque el ritmo cardíaco puede aumentar, al igual que la presión sanguínea, lo que se traduce en arritmias, hipertensión, derrames y hasta ataques cardíacos.

Por último, la ansiedad también puede ocasionar aumentos de peso. Cuando una persona está ansiosa puede sentir la necesidad de comer con frecuencia y es posible que cuando lo haga no necesariamente recurra a alimentos saludables, por lo que se pueden ganar unos kilos de más, advierten los expertos.