Tener una buena circulación de la sangre es fundamental para el funcionamiento normal del organismo debido a que tiene la misión de llevar el oxígeno y todas las sustancias y nutrientes que necesitan los huesos, células, músculos, órganos y huesos.
La mala circulación genera, por ejemplo, manos y pies fríos, pinchazos como de agujas, sensación de hormigueo, calambres o entumecimiento.
Esos son síntomas de que las células y tejidos no están recibiendo suficiente flujo sanguíneo y, por ende, tampoco los nutrientes y el oxígeno que necesitan para funcionar correctamente.
Los especialistas han advertido que, si la sangre no fluye bien, el cuerpo no consigue librarse de todos los residuos y toxinas. Esto puede terminar por ocasionarle a una persona problemas muy graves en su salud.
Entre tanto, las várices son venas hinchadas y retorcidas que pueden verse bajo la piel y suelen aparecer en las piernas, aunque hay ocasiones en las que se forman otras partes del cuerpo. Las hemorroides, por ejemplo, son un tipo de várice que se desarrolla en el recto.
Algunos de los síntomas son: una o más venas abultadas y azuladas, hinchazón de las piernas, dolor en las piernas, sensación de pesadez en las piernas y los pies, picazón alrededor de la vena o las venas, cambios en el color de la piel alrededor de la vena o las venas y calambres nocturnos en las piernas.
A veces, las várices pueden limitar las actividades. Los síntomas pueden empeorar al estar sentado o de pie durante periodos prolongados, y pueden mejorar al acostarse o mantener las piernas elevadas.
Esta enfermedad se presenta cuando las paredes y válvulas venosas se debilitan o dañan y pueden hacer que la sangre se acumule. Puede provocar flujo de retorno, conocido como reflujo.
Así mismo, las venas pueden agrandarse y deformarse, y eso hace aparecer várices. Puede ocurrir debido a embarazo, estreñimiento, un tumor o por sobrepeso y obesidad.
Se presenta además por permanecer sentado o de pie durante períodos prolongados, por tener un estilo de vida inactivo o por antecedentes familiares de várices o trombosis venosa profunda (un tipo de tromboembolia venosa). Existe un mayor riesgo en las personas de edad avanzada.
Tratamiento natural
Entre los tratamientos se encuentran dos productos naturales que cuentan con excelentes propiedades para mejorar la circulación de la sangre en el organismo y en consecuencia disminuir las várices.
Para el tratamiento con aloe vera, la persona debe tener a la mano los siguientes ingredientes: tres cucharadas de este producto y una cucharada de manzana.
Se debe cortar el aloe vera en dos partes y extraer las espinas laterales, retirando la pulpa. Se coloca la pulpa en un recipiente y se añade vinagre de manzana.
Se mezcla bien, se pone un poco de esta en las palmas de las manos, se masajea la zona afectada con movimientos circulares, dejar que la piel absorba completamente la crema. Se debe repetir el proceso todos los días.
En otro de los tratamientos se utiliza la zanahoria. Para su preparación se debe tener a la mano una zanahoria, media taza de vinagre de manzana y gel de aloe vera.
Se debe echar la zanahoria en una licuadora hasta obtener una crema, añadir el aloe vera y el vinagre de manzana para lograr una consistencia pastosa.
Posteriormente, se aplica la mezcla en las piernas, haciendo un masaje desde los tobillos hacia las pantorrillas. Se debe dejar que actúe durante 30 minutos. Posteriormente, se debe lavar con agua tibia o fría. La recomendación es aplicarla diariamente.
Pese a que se son tratamientos que pueden ayudar a aliviar las várices y mejorar la circulación sanguínea, la recomendación es acompañarlos de una buena alimentación y de actividad física regular, así como de consultar al médico para realizar un diagnóstico y establecer los pasos a seguir.
Otras características de la sábila
El aloe vera, como también se le conoce, contiene agua; fibras; vitaminas A, B y C; minerales, y ácidos, razón por la cual contiene los siguientes beneficios:
- Favorece el equilibrio de la flora intestinal.
- Regenera la mucosa del colon.
- Evacúa y regula el tránsito intestinal.
- Mejora el movimiento intestinal.
- Lubrica el tracto gastrointestinal.
- Elimina toxinas y bacterias.