El cáncer de colon es una enfermedad que se desarrolla en el intestino grueso y que suele afectar a los adultos mayores, aunque puede presentarse a cualquier edad. Por lo general, comienza como grupos pequeños y no cancerosos (benignos) de células llamados pólipos que se forman en el interior del colon. Con el tiempo, algunos de éstos es posible que se conviertan en cáncer.

“Los pólipos pueden ser pequeños y generar pocos o ningún síntoma. Por esta razón, los médicos recomiendan pruebas de detección regulares para ayudar a prevenir el cáncer de colon mediante la identificación y extirpación de pólipos”, precisa el instituto de investigación Mayo Clinic.

Los médicos no saben exactamente qué provoca la mayoría de los cánceres de colon. En general, es un padecimiento que comienza cuando las células sanas del colon desarrollan cambios (mutaciones) en su ADN.

En condiciones de salud normales, las células sanas crecen y se dividen de manera ordenada para mantener el funcionamiento del cuerpo. Pero cuando el ADN de una célula se daña y se vuelve canceroso, las células se dividen, incluso cuando no se necesitan nuevas. A medida que se acumulan, forman un tumor.

El cáncer de colon es una enfermedad que se desarrolla en el intestino grueso, pero puede expandirse. | Foto: Getty Images

Con el tiempo, las células cancerosas crecen, invaden y destruyen el tejido normal cercano y pueden trasladarse a otras partes del cuerpo para formar depósitos allí, que es lo que se conoce como metástasis.

Los riesgos de las carnes rojas

Aunque no hay claridad sobre las causas, se dice que la alimentación juega un papel determinante en el desarrollo de la enfermedad en esta parte del cuerpo. Según la Sociedad Americana de Cáncer, una dieta con un alto consumo de carne roja como res, cerdo, cordero o hígado y carnes procesadas como los perros calientes, además de algunos embutidos, puede aumentar el riesgo de cáncer colorrectal.

De acuerdo con los expertos, las carnes cocinadas a temperaturas muy altas, fritas, asadas o a la parrilla, es posible que liberen químicos que aumentarían el riesgo de desarrollar esta enfermedad. Dadas las preocupaciones en torno a este tema, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (CIIC), órgano de la Organización Mundial de la Salud (OMS), evaluó la carcinogenicidad del consumo de carne roja y de carne procesada.

Las carnes rojas y los embutidos en exceso pueden aumentar el riesgo de padecer cáncer de colon. | Foto: GettyImages

En el primer caso, la clasificó como “probable carcinógeno para los humanos”, luego de realizar un análisis exhaustivo de literatura científica; mientras que en cuanto a la carne procesada, el resultado fue más contundente y los científicos la clasificaron como “carcinógena para los humanos”, conclusión que se basó en evidencia que ha concluido que este tipo de productos causan cáncer colorrectal si se consumen en exceso.

Los expertos determinaron que cada porción de 50 gramos de carne procesada consumida diariamente aumenta el riesgo de cáncer colorrectal en un 18 %, de ahí que la recomendación sea ingerir estos alimentos en pequeñas cantidades y no todos los días.

Por esta razón, mantener un patrón de alimentación saludable en el que se incluyan muchas frutas, verduras, y granos enteros (integrales) y que además se limite o evite el consumo de carnes rojas y procesadas al igual que la ingesta de bebidas endulzadas con azúcar, es una buena forma de reducir el riesgo, aseguran los especialistas.

El cáncer de colon inicialmente no genera síntomas, pero en casos avanzados es posible que cause dolor. | Foto: Libre de derechos

Otros factores de riesgo

Sin embargo, la alimentación no es el único factor de riesgo. Las personas que han fumado por mucho tiempo tienen una probabilidad mayor de desarrollar y morir de cáncer colorrectal que quienes no fuman, precisa la Sociedad Americana de Cáncer.

De igual forma, el cáncer colorrectal ha sido vinculado al consumo excesivo de alcohol y por ello lo mejor es evitarlo. En caso de ingerir este tipo de bebidas, lo que se indica es que el consumo por día no sea superior a dos copas para los hombres y una para las mujeres.

Adicionalmente, hay otros factores de riesgo que no se pueden cambiar y están relacionados con el envejecimiento, antecedentes de cáncer colorrectal en la familia, antecedentes personales de inflamación del intestino y poliposis adenomatosa familiar, entre otros.