Alejandro Pineda Vásquez tiene 12 años y convive con obesidad mórbida, en Bello, Antioquia, y aunque por su autismo, bipolaridad y esquizofrenia leve, no alcanza a entender lo que le dicen, en el barrio vecino, un grupo de niños lo empujan y a la vez le gritan ‘marrano’. Él sonríe, pero su madre Ana Lucía Vásquez Acevedo se pone furiosa con estas respuestas inaceptables.

“Él no sabe que se lo gozan “explica esta madre quien sufre cuando ‘Alejo’ como lo llaman cariñosamente sale de su zona de confort, en el barrio Prado, en donde sí lo aprecian y lo cuidan. Si lo lleva a un restaurante, las miradas indiscretas de la gente se desvían por sus 130 kilos, lo que incomoda a su familia, pero el estigma no solo es en estos espacios públicos, también lo padece en la EPS en donde es medio atendido, y hasta donde le niegan los pañales.

‘Alejo’ está en proceso de pérdida de peso para lograr calidad de vida con la Fundación ‘Gorditos de corazón’. | Foto: Copyright

Esta discriminación la soportan muchos colombianos con sobrepeso y obesidad, a tal punto, que los lleva a la autodiscriminación. Cuando Salvador Palacios vivía con 200 kilos, las burlas lo lastimaban mucho a tal punto que él también llegó a odiar sus kilos de más: ‘Liberen a Willy’ comparándolo con la ballena de esta película o cuando le cambiaban el apellido ‘Los Boteros’ y otras respuestas más crueles como cuando fue atacado por un grupo de niños en una playa que se le lanzaron a su estómago.

Esta realidad que deben enfrentar quienes conviven con el sobrepeso —que es un factor de riesgo— y la obesidad —considerada una enfermedad crónica— necesita ser cambiada y para ello se requiere dar una educación al público en general y a los profesionales de la salud, evitando así erradicar la estigmatización.

Para Gabriel Robledo Kaiser, cardiólogo y presidente Asociación Colombiana de Obesidad (Funcobes) es frecuente estigmatizar a las personas que conviven con obesidad lo cual genera muchas consecuencias tanto para la salud física y psicológica.

“Se crea como una sensación de culpabilidad en el obeso”. Se ha visto que las personas que padecen de sobrepeso u obesos llegan a ser discriminados desde su infancia, en los colegios y posteriormente en su vida laboral, en muchas ocasiones, sucede también en el contexto sanitario. Se ha visto también una estigmatización en diversos medios de comunicación”, enfatiza el médico Robledo.

Médico cardiólogo, Gabriel Robledo Kaiser, presidente Asociación Colombiana de Obesidad (FUNCOBES). | Foto: Copyright

El riesgo de engordar radica en el hecho de dejar de tener un cuerpo ‘aceptado socialmente’. Por ello, “conviene tener en cuenta que la estigmatización social del individuo con obesidad se encuentra acrecentada por la propagación de un prototipo estético fundamentado en la delgadez”.

Anota este cardiólogo que es la mujer quien lleva la peor parte y cita publicaciones de Puhl y Brownell quienes comprobaron que las mujeres con obesidad tipo I (IMC, 30 kg/m²) eran tres veces más propensas a padecer acontecimientos discriminatorios vinculados con su peso que sus homólogos masculinos. “En este estudio también se estimó la prevalencia de la discriminación en los individuos obesos americanos. Se ha calculado que estos valores oscilaban entre un 5 % en los hombres y un 10 % en las mujeres. De igual manera, se encontró que entre los individuos con obesidad tipo II o más (IMC, 35 kg/m²) el riesgo de padecer discriminación por motivos de peso aumentaba hasta el 40 %”.

La identidad deteriorada

hand discriminating green goldfish isolated on white | Foto: jjayo

El concepto de Estigma fue acuñado en 1963 por el sociólogo canadiense Erving Goffman, en su libro ‘Estigma: la identidad deteriorada’. Es definido como una condición, un atributo, un rasgo o un comportamiento que hace que la persona o grupo de personas portadores sean incluidos en una categoría social menospreciada hacia cuyos miembros se genera una respuesta negativa y se les ve como inaceptables o inferiores.

Esta definición la trae a colación el psiquiatra, Juan Carlos Alba Maldonado, quien explica que “Las sociedades humanas están construidas sobre modelos de funcionamiento complejos, con formas de autorregulación que pueden llegar a ser excluyentes y que van en contra de las diferencias individuales en una necesidad compleja de homogenización. Sobre esta base se construyen los ‘Estigmas’, como una forma de presión social sobre los ciudadanos que no tienen o han perdido las características o atributos deseados para la sociedad de un momento histórico determinado”.

Señala también que muchas veces “el o los estigmatizados llegan a creer su condición de inferioridad ante el resto y aceptan la marginación como una condición “natural” lo que se conoce como internalización del estigma”.

Los estereotipos basados en el peso incluyen generalizaciones como que las personas con sobrepeso u obesidad son perezosos, glotones, carecen de fuerza de voluntad y autocontrol, que son incompetentes, desmotivados para mejorar su salud, que no cumplen con el tratamiento médico o que son culpables de su mayor peso corporal.

Para este médico psiquiatra la estigmatización y la discriminación por obesidad ocurren en las escuelas, por lo que los niños y adolescentes que viven con obesidad corren un mayor riesgo de tener malas relaciones con sus compañeros y experimentan altas tasas de matoneo. “Los adolescentes con sobrepeso u obesidad son significativamente más propensos a experimentar aislamiento social”.

Anota este galeno que el estigma basado en el peso afecta las oportunidades de empleo, el desarrollo profesional y los ingresos laborales. “Para la mayoría de las personas con obesidad que sufren discriminación en la contratación o en el lugar de trabajo, no existe protección legal. Las personas con obesidad pueden estar en desventaja incluso antes de que comience el proceso de entrevista y contratación. Tienen menos probabilidad de ser empleados en cargos de alto nivel y se calcula que el 12 % de las mujeres con obesidad ganan un menor salario que las mujeres sin obesidad”.

En casa de herrero…

El psiquiatra Juan Carlos Alba Maldonado hace alusión al sesgo de peso que se ha formado entre los profesionales sanitarios en los Estados Unidos y en todo el mundo, “incluso entre los proveedores de atención primaria, endocrinólogos, cardiólogos, enfermeras, nutricionistas, profesionales de la salud mental y médicos en formación. La evidencia sugiere que los médicos pasan menos tiempo en las citas y brindan menos educación sobre la salud a los pacientes con obesidad en comparación con los pacientes más delgados”.

Médico psiquiatra, Juan Carlos Alba Maldonado | Foto: Copyright

“En otros estudios se evaluaron las influencias de la obesidad y el sobrepeso en atención primaria y se identificaron los siguientes aspectos: trato despectivo e irrespetuoso, falta de capacitación, ambivalencia, atribución de todos los problemas de salud al exceso de peso, suposiciones sobre el aumento de peso, barreras para la utilización de la atención médica, tratamiento diferencial, mala comunicación, evasión o demora de los servicios de salud”, agrega el médico Alba en su informe para SEMANA.

Subraya además que “Un estudio determinó que el 87 % de los profesionales de la salud creían que las personas con obesidad eran indulgentes, el 74 % cree que tienen problemas familiares y el 32 % cree que carecen de fuerza de voluntad. Además, el 88 % dijo que la obesidad era una forma de compensación por la falta de amor o atención, y el 70 % atribuyó la causa a problemas emocionales. 63 % de las enfermeras coinciden en que la obesidad se puede prevenir mediante el autocontrol y 24 % de las enfermeras estuvieron de acuerdo en que cuidar a un paciente con obesidad les generaba rechazo y el 12 % informó que preferían no tocar al paciente con obesidad”.

Cambiar la narrativa

¿Cómo abordar el estigma del peso? Es la gran pregunta. Y aunque es un tema de todos y lo ideal es que se enseñe desde la infancia, se debe incluir desde una política pública en todas las instancias: social, educativo, laboral y en el sistema de salud.

“No solo debe ser una cuestión de derechos humanos y justicia social, sino una forma efectiva de tratar la obesidad. Reconocerla como una enfermedad crónica de etiología compleja puede ser el paso inicial para reducir el estigma del peso y las consecuencias negativas derivadas de esta condición”, señala el psiquiatra y experto en obesidad, Juan Carlos Alba Maldonado.

Las instituciones académicas, las organizaciones profesionales, los medios de comunicación, las autoridades de salud pública y el gobierno deben fomentar la educación sobre el estigma del peso y facilitar una nueva narrativa pública de la obesidad, coherente con el conocimiento científico moderno.

“La sociedad y, en particular, los profesionales implicados en la atención de personas que viven con obesidad tienen la posibilidad y el deber de cambiar la narrativa en torno al peso corporal”, recomienda el médico.

Otro aspecto fundamental en el manejo de la obesidad es la comunicación. “Un buen comienzo es promover el lenguaje centrado en la persona para dirigirse con respeto y dignidad hacia ellos, evitando etiquetarlas por su condición y utilizando expresiones adecuadas (”persona que vive con obesidad, persona con exceso de peso, persona con dificultades para perder peso”) en lugar de expresiones estigmatizantes (“persona obesa, gorda, etc.”).

Al respecto, algunos pacientes señalan que más que la palabra lo que hay que mirar es el contexto. Así lo señaló Angela Chesworth en un artículo en el sitio web La verdad de su peso.

Para el médico Alba, muchos de los prejuicios y las actitudes negativas hacia las personas con obesidad se han generado desde los programas de formación académica. Propone promover cátedras en desestigmatización de la obesidad dirigidos a estudiantes de ciencias de la salud que han demostrado cambios significativos en las actitudes y creencias. “La efectividad de estas intervenciones incluso se mantiene a través del tiempo”.

También sugiere incluir un mejor conocimiento nutricional, tratamientos multidisciplinarios, y la creación de entornos más accesibles para las personas con obesidad.

“El acceso al manejo médico o quirúrgico de la obesidad puede tener no solo consecuencias médicas favorables, también es la oportunidad reducir la exposición al prejuicio y la discriminación. Estudios informan que catorce meses después de la cirugía bariátrica todos los pacientes informaron una reducción de la discriminación; del 87 % al 100 % de los pacientes informaron que rara vez o nunca volvieron a percibir prejuicios o discriminación, y el 90 % informó sentirse alegre y confiado. Un estudio adicional indicó que el 59 % de los pacientes solicitaron cirugía por razones sociales de estigma, y no solo por razones estéticas o médicas”, agregó.

El trabajo de los profesionales de salud mental en las personas que han sufrido estigma por peso debe incluir aspectos fundamentales como autoestima, autoafirmación, aceptación y compasión, imagen corporal y bienestar.

Hizo énfasis el Dr. Alba que todos los profesionales de la salud deberían respaldar formal y activamente las iniciativas internacionales que buscan ponerle fin al estigma de la obesidad y comprometerse a eliminar esta forma de discriminación.

Para Salvador Palacios quien tuvo obesidad y ahora ayuda a otros pacientes en el proceso de pérdida de peso, la clave para afrontar la estigmatización es “Prepararlos para que no se dejen boicotear”.

Darles mucho amor a las personas y ayudarles a entender que es una enfermedad, recomienda este motivador quien tras 15 años de convivir con 200 kilos ahora que logró bajar a 70 kilos prepara una comedia en donde cuenta su historia, tras superar los kilos de más y las consecuencias de la estigmatización.