Durante una de las negociaciones entre el ELN y el gobierno colombiano en 2006, el representante de la guerrilla Antonio García puso a los facilitadores del proceso a comprarle ropa para asistir a una de las reuniones en Cuba. Según Moritz Akerman, garante de la sociedad civil, tuvieron que gastar mil dólares de los fondos noruegos y suizos en vestidos,  chaquetas y pantalones. Pero García no se transó por cualquier marca. Akerman le contó a la embajada que el líder guerrillero, a quien calificó como “muy vanidoso”, no aceptaba “nada menos que ropa Yves St. Laurent”. Lea los cables sin editar en información relacionada