El mundo sería otro si le hubiera hecho caso a Wilson. En 1917, el presidente propuso los llamados ‘14 puntos’ para terminar la Gran Guerra con un enfoque pacifista que tal vez habría evitado la Segunda Guerra Mundial. Mucho más comprensiva que el Tratado de Versalles, la visión wilsoniana sentaba las bases para la propagación de la democracia en el mundo y la creación de la Sociedad de las Naciones, que sería luego las Naciones Unidas. Pero sus ideas no calaron entre sus aliados, que impusieron a Alemania condiciones que la empujaron a volver a la guerra, y la división arbitraria del Imperio otomano forzó a conflictos en Oriente Medio que perduran hasta hoy. Ni siquiera Estados Unidos entró a la Sociedad de Naciones y el proyecto nació muerto.