Hace 20 años nació www, o la web, o internet, o la red, o el mundo virtual. Se le venía ocurriendo a varios desde los años 40, pero –finalmente- quien la materializó fue Tim Berners-Lee, un físico británico de la Universidad de Oxford, nombrado caballero por la Reina Isabel, que propuso conectar documentos para aprovechar mejor el material científico donde trabajaba, la Organización Europea para la Investigación Nuclear. Sin darse cuenta, se estaba inventando el nuevo mundo, un mundo sin barreras, sin fronteras, sin idiomas, sin imposibles. Un mundo que cambió la forma de comunicarse y de relacionarse a tal punto que resulta inimaginable el siglo XXI sin internet. O, aunque fuera, sin estar conectado. Años después de su invento, el padre de la web escribió Tejiendo la red, pero ni aún en ese momento dimensionó su creación. Hoy, la red es infinita, todo cabe en ella y lo que no esté allí, prácticamente no existe. Por ejemplo, está el mundo de los negocios, que gracias a la virtualización, ahorra costos, mejora la producción y eleva los niveles de seguridad, variables que hacen más rentable el mundo empresarial. La web revolucionó el mundo social, acercó a quienes permanecían distantes geográficamente, aumentó las frecuencias en la comunicación interpersonal y tumbó mitos mundiales otrora infranqueables, rindiendo el mundo a los pies de cualquiera que tuviese en sus manos un computador y una conexión. Hace 2.500 años, el griego Filípides murió exhausto después de correr ininterrumpidamente 42 kilómetros y 195 metros, entre Maratón y Atenas, para dar una noticia a su pueblo: Ganamos, y al instante falleció. Hoy, gracias a internet, la velocidad en la información dejó de ser el problema porque las nuevas generaciones traen incorporado ese chip desde que empieza su contacto con el mundo. Lo manejan con un click. Es su forma de vida, el vértigo de la información, la comunicación instantánea, la pregunta en vivo, la respuesta inmediata. Es el “modus vivendi” de los más de mil millones de seres humanos que navegan por internet, como lo reveló el estudio de la firma de investigación ComScore, aunque según su presidente, dentro de poco serán más de 3 mil millones los habitantes de este mundo virtual. De esos 1.000 millones de internautas, el 7,4% está en América Latina, dato que –según la teoría del vaso medio lleno- se convierte en un verdadero reto para la región, pues está todo por crecer. Entonces serán los gobiernos, los educadores, los empresarios y los billgates criollos, quienes deban trabajar en la expansión de ese mundo virtual. En Colombia vamos bien y mejorando. Cerca del 35% de los 44 millones de colombianos están en red. De esos, 10 millones y medio tienen un correo electrónico en Hotmail y nueve utilizan el Messenger. Los indicadores seguirán creciendo, no sólo en Colombia sino en el universo entero. ComScore reveló que –en diciembre pasado- Google tuvo 777 millones de visitantes, en tanto que a Microsoft entraron 647 millones y a Yahoo 562. Todo gracias al hombre que mientras iba a la universidad armó su propio computador con un televisor viejo y soldadura de hierro, y que –cuando tenía apenas 34 años- terminó inventándose un nuevo mundo.