El mapa energético del país podría dar un giro con los nuevos descubrimientos de gas que hay en perspectiva, pues aumentarían la capacidad de autoabastecimiento más allá de 2017, cuando se agotarían las reservas actuales del combustible. Aunque Colombia ha puesto el mayor énfasis en buscar petróleo, recurso en el que tiene reservas de 2.200 millones de barriles -que alcanzan para 8 años- en la última década se han realizado millonarias inversiones para encontrar nuevos yacimientos de gas. Sin embargo, recientemente los esfuerzos se están enfocando en los denominados gases no convencionales, que son aquellos que se concentran en los depósitos de carbón (de donde se obtiene gas metano) y en rocas de esquistos o lulitas (llamado en inglés shale gas), localizado a diferentes profundidades de la capa terrestre. En Estados Unidos estos descubrimientos se convirtieron en una revolución energética a comienzos de los años noventa. Los primeros pozos de gases no convencionales se perforaron en Barnett, Texas, y luego se extendieron a otros estados. La producción de shale gas en Estados Unidos pasó del 5 al 19 por ciento en apenas cinco años, lo que lo convirtió en el primer productor mundial que llegará, según se estima, al 49 por ciento en 2035. Ha sido tanto el auge de esta industria que los tubos por donde los norteamericanos importaban el gas ahora son usados para exportarlo. Pues bien, Colombia comienza a incursionar con gases no convenciones extraídos del carbón, con grandes expectativas en la Costa Atlántica, el Magdalena Medio, Catatumbo y Cundinamarca. El presidente de Naturgas, Eduardo Pizano, dice que estos descubrimientos son muy importantes porque permitirán aumentar las reservas y mantener la autosuficiencia por varios años más. Una de las primeras compañías en dar este paso es la multinacional estadounidense Drummond, que después de varios años de hacer pruebas técnicas anunció la comercialidad del campo ubicado en La Loma, Cesar, con lo cual se da vía libre a explotar el gas metano. La compañía, que se dedica a producir y exportar carbón, entra a este nuevo negocio. Aunque la multinacional se reservó la presentación de cifras oficiales sobre las reservas y las inversiones realizadas, algunas estimaciones señalan que los recursos, es decir, el potencial que está en el subsuelo, podrían ascender a 2,7 terapiés (billones) cúbicos de gas, que equivaldrían a cerca del 30 por ciento de las reservas de gas convencional del país, que ascienden a 6,6 terapiés cúbicos.Para Augusto Jiménez Mejía, presidente de la Drummond, este hallazgo es verdaderamente revolucionario. "Colombia está llena de carbón. En 15 años este mineral se convirtió en el segundo producto exportable del país", dice. El directivo no descarta que el gas se convierta, a su vez, en otro de los combustibles importantes para exportar. El presidente Juan Manuel Santos dijo en el congreso de Naturgas que "todo indica que nos hallamos ante un campo de dimensión considerable que podría incrementar en forma importante las reservas del país". Pero también se han dado los primeros pasos para explotar shale gas. Ecopetrol, por ejemplo, perfora su primer pozo en La Luna 1, en el Valle Medio del Magdalena, mientras que Nexen, una compañía canadiense, adelanta estudios preliminares en municipios de Boyacá y Cundinamarca. El director de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, Orlando Cabrales, indicó que hay muy buenas perspectivas para este sector si se tiene en cuenta que las proyecciones más conservadoras señalan que los recursos de shale gas ascienden a 33 terapiés cúbicos.Ahora bien, en todo el mundo ha surgido un gran debate ambiental por el impacto de la extracción en las fuentes de agua ya que se necesitan grandes cantidades de arena y químicos para fracturar las rocas que se encuentran a varios kilómetros de profundidad. Francia prohibió explorar en busca de shale gas mientras que Polonia está muy interesada en explotarlo para reducir su dependencia del gas ruso. Colombia tiene una nueva apuesta energética pero tendrá que demostrar que puede aprovecharla evitando los daños medioambientales.