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“Resguardo Indígena Caño Mochuelo: Universo en Peligro”

El 10 de julio se inauguran la página web y la exposición “Resguardo Indígena Caño Mochuelo: Universo en Peligro.” La idea es contarle al mundo sobre la riqueza cultural y natural de un territorio en peligro, con el ánimo de protegerlo.

10 de julio de 2020

En el resguardo indígena de Caño Mochuelo habitan 14 comunidades de 10 pueblos indígenas de la Orinoquía, declarados en peligro de extinción,” arranca diciendo el comunicado de prensa del proyecto.

En el corazón de las sabanas inundables de la Orinoquía, donde confluyen los ríos Meta y Casanare, habitan los Amorúa, los Maibén wasiware, los Piapoco, los Sálona, los Sikuani, los Tsiripu, los Wámonae, los Waüpijiwi, los Yamalero y los Yaruro.  

Estos pueblos -muchos de ellos nómadas o seminómadas- solían recorrer un territorio de alrededor de 3 millones de hectáreas. Hoy sólo cuentan con 94.670; y como permanecen inundadas 7 meses del año, la siembra es muy limitada. 

Un grupo de organizaciones e individuos -el Resguardo Indígena de Caño Mochuelo, USAID, la Fundación Liebre Lunar, Crepes & Waffles, Galería BEA y el maestro Pedro Ruiz- se unieron para apoyar a las comunidades indígenas y visibilizar esta problemática. ARCADIA habló con este último sobre el proyecto “Resguardo Indígena Caño Mochuelo: Universo en Peligro,” y sobre la exposición que lo acompaña. 

El maestro Pedro Ruiz frente a una de las obras que exhibe en “Resguardo Indígena Caño Mochuelo: Universo en Peligro”.

¿Por qué termina involucrado en este proyecto? 

Siempre estoy dispuesto a colaborar con entidades o personas que estimulan el cuidado de nuestra naturaleza, de nuestros conocimientos y nuestra memoria, aspectos de nuestra identidad que, si se pierden, simplemente dejamos de existir. 

Riqueza Natural -programa financiado por USAID- se ocupa de apoyar la preservación de nuestros ecosistemas. En esta ocasión la tarea es visibilizar los problemas tan graves que afrontan los Amorúa, los Maibén-Masiware, los Piapoco, los Sáliba, los Sikuani, los Tsiripu, Los Wámonae, los Waüpijiwi, los Yamalero y los Yaruro. En 2009 cuatro de ellos fueron declarados en peligro de extinción.  

A los organizadores del proyecto les pareció que la serie de obras “Oro, espíritu y naturaleza de un territorio,” más todos los acontecimientos y circunstancias que la conforman, era apropiada para llamar la atención sobre esta problemática. La serie es un retrato amable de nuestro territorio, de nuestra gente y de nuestra cultura. 

Cuéntenos sobre su experiencia liderando el taller “Oro Vital” en el resguardo de Caño Mochuelo.  

El objetivo final de los talleres es lograr que cada participante plasme en una pintura de pequeño formato, la riqueza interior y exterior de su comunidad. 

Los talleres siempre son aprendizajes mutuos de muchos tipos. El intercambio con los niños es muy liberador. Poder ver sobre un papel la interpretación que ellos le dan a mis imágenes me enseña a ser más flexible con mis propuestas. No quiero significar con esto que le quitan importancia al proceso; muy por el contrario, si algo me queda en evidencia es la veneración que todo ser humano de cualquier edad tiene por la pintura y por los procesos creativos. Como me lo aclaró uno de los abuelos del resguardo, cuando cantó y bailó para mí, al ver que iba a aplaudir, dijo: cuidado, para ustedes todo es rumba; esto es ceremonia.

El mundo espiritual es algo concreto para muchos seres humanos.

¿Cómo es la exposición “Resguardo Indígena Caño Mochuelo. Universo en peligro”? 

Mediante mapas de la zona, textos elaborados después de investigaciones rigurosas y fotografías que dan cuenta de la riqueza natural de ese territorio, la muestra informa sobre la actual situación del resguardo.

También quiere sensibilizar por medio del arte, mostrando todo el conjunto del proyecto “Oro” y las artesanías realizadas por los pueblos del resguardo. Es participativa pues se podrán ver los trabajos realizados por muchos de sus habitantes. Por ejemplo, los de Dumar Rodríguez, que nos dejan ver aspectos de la flora, la fauna y los mitos ancestrales.

Quisiera destacar la obra de Andrés Chaparro, artista y uno de nuestros talleristas. Se puede interpretar como un mapa cosmológico de Caño Mochuelo. Él tuvo la fortuna de relacionarse estrechamente con los participantes y así logró plasmar, en una enorme acuarela, muchos aspectos de ese universo natural, pero también muchos de los mitos de diferentes etnias. Me contó, por ejemplo, cómo el pueblo Yaruro, en uno de sus mitos de creación, menciona al pájaro carpintero que vendría a tomar el mismo rol que juega Prometeo en nuestra cultura. El ave se roba el fuego para entregarlo a los hombres, pero en el camino, la rama encendida que lleva en su pico le alcanza a quemar el copete. Esa es la razón de su particular aspecto. 

Las artesanías, o sería mejor decir, la cultura material de los pueblos de Caño Mochuelo está estrechamente ligada a las diversas prácticas de sostenimiento desarrolladas a lo largo de su existencia. Todas llenas de significados, son testimonios de que no hay separación entre el humano y su entorno.  

Cuéntenos sobre las obras de su autoría que hacen parte de la exposición.

El cuadro “Riqueza natural” es un retrato de los abuelos de los diferentes pueblos del resguardo; un homenaje, pero también un testimonio de la existencia de sus saberes ancestrales. Van sobre una canoa cargada de moriches, planta emblemática de la región. El conjunto se pintó sobre un fondo dorado pues hace parte del proyecto “Oro”. Esa pieza va acompañada de dos retratos fotográficos de jóvenes indígenas que intervine manualmente: “Ella”, ennoblecida con un paisaje del resguardo realizado a la manera de los pintores de la escuela de la sabana; y “Él” luciendo un sol en medio del cosmos. La intención es la de enaltecer su figura y darles a los dos una connotación sagrada, haciendo visible su conexión con la tierra y el cosmos.

“Resguardo Indígena Caño Mochuelo: Universo en Peligro” está disponible en la página web del resguardo