Jugadores de la selección de fútbol de Senegal. | Foto: Getty Images / Dan Mullan

FÚTBOL

La estrategia de Senegal para vencer a Colombia en el mundial de Rusia

Rápido, fuerte y con un peligroso goleador. Estas son las fortalecezas del equipo dirigido por el técnico más joven del certamen: Aliou Cissé.

Sebastián Nohra*
1 de enero de 2018

Las selecciones africanas son tan desorganizadas como sus sociedades”, dijeron unos; “equipos muy físicos, pero folclóricos”, dijeron otros. Falso, todo falso. Puro mito. Senegal como país podrá tener serios problemas de desarrollo, pero su selección, sus mejores jugadores, son un claro ejemplo de que hoy día la diferencia entre las tradicionales potencias y los ‘equipos chicos’ se ha reducido dramáticamente.

De los 21 jugadores que habitualmente son convocados, siete juegan en la Ligue 1 de Francia, seis lo hacen en Inglaterra, dos en la Serie A de Italia, dos en la primera división belga, dos en la primera de Turquía y uno en la Bundesliga. Estamos hablando de una selección en la que el 95 por ciento de sus hombres compite en ligas de elite y se entrena bajo los estándares del mejor fútbol profesional. Que quede claro, de folclórico Senegal solo tendrá la celebración de sus goles.

Africanos de Europa

Si bien lo anterior da cuenta de un plantel ‘europeizado’, es obvio que esto no hace de Senegal un favorito. Sin embargo, el seleccionador sí dispone de algunos nombres estelares, jugadores de primer nivel con los que buscará prenderle fuego al Grupo H.

El primero en la lista es Koulibaly. Hace tres años juega en el Napoli de Maurizio Sarri y hoy es pieza clave del exequipo de Maradona. Es un central fuerte, complicadísimo en el juego aéreo (mide 1,95 metros) y el encargado de dar el primer pase, de la salida limpia desde atrás.

Más arriba juega Idrissa Gueye, volante muy dinámico y de buena técnica, inamovible en el Everton. En 2017 ha jugado siempre, como mediocentro o de volante interior. Es un hombre de dos áreas, el típico box-to-box. Destruye y construye.

Por último, el mejor de todos: Sadio Mané. Rapidísimo, potente, técnico y desequilibrante. Tiene magia y gol. Buscarlo es siempre la primera opción y la obsesión de su entrenador. Si sus compañeros logran ponerlo mano a mano, olvídese, es medio gol. No es casualidad que haya llegado al Liverpool por pedido expreso de Jürgen Klopp.

Entrenador de rastas

La historia no juega, pero de Senegal podemos decir que, como nosotros, ellos también estuvieron en los cuartos de final de un mundial. Corea-Japón 2002. Un equipo memorable que conmovió al mundo.

El azar lo dejó en el Grupo A con Francia, Uruguay y Dinamarca. De entrada la clasificación parecía imposible. Pues bueno, en su primera participación en la copa del mundo, en el partido inaugural, Senegal le ganó 0-1 a la arrogante Francia. Luego, de manera no menos sorpresiva, empató con daneses y uruguayos y se clasificó segunda del grupo. En octavos le ganó a Suecia en la prórroga y en cuartos, después de estar a punto de ganarle a Turquía, un maldito gol de oro acabó con el sueño.

En ese plantel, en el que nacieron jugadores de culto como El Hadji Diouf, Papa Bouba Diop y Henri Camara, hubo uno especial: el número 6, el capitán, Aliou Cissé. Sus hoy prominentes rastas eran en 2002 unas rastitas. En 2018, con 42 años recién cumplidos, llegará a Rusia con su look juvenil, ya no como jugador sino como el entrenador más joven de la fiesta. Parece un cuento de hadas: el capitán de la mejor Senegal de la historia se convirtió en el guía de una generación de futbolistas que se cree capaz de superar la gesta de 2002. Será la tercera vez que nos enfrentemos con ellos y aunque las primeras dos fueron un triunfo y un empate, esta vez será a otro precio. Este equipo tiene más que el de sus ancestros. Cissé quiere ser protagonista. Su 4-3-3 es ofensivo, rápido por las bandas y siempre trata de imponer condiciones avanzando con la posesión del balón. Ayayái.

¿Vudú a James?

Muchos se rehúsan a creer que la lesión muscular de Zinedine Zidane a contados días del partido inaugural contra Senegal haya sido mera casualidad. Se oyó de todo, hasta que los africanos le habían hecho un encantamiento vudú.

Zizou se perdió los primeros dos partidos del grupo y Francia se despidió de Corea Japón sin hacer gol, ni uno solo. Con vudú o sin vudú, un papelón. Aunque suena a cuento rebuscado, ¿qué perdemos rezando a James?

*Redactor de ‘hablaelbalon.com‘