Juan Carlos Osorio, director técnico de la Selección de México. | Foto: Ilustración: David Pérez

INTERNACIONAL

México espera que Juan ‘Cambios’ Osorio, los lleve a la semifinal

Así le dicen al técnico colombiano. Los seguidores del ‘Tri’ poco le creen a sus rotaciones, pero sus estadísticas con la selección han sido buenas. ¿Cómo le irá en Rusia?

Jorge Villordo*
2 de junio de 2018

La designación de Juan Carlos Osorio como director técnico de la selección mexicana fue una sorpresa y una decepción para el país, sobre todo porque entre la baraja de candidatos al puesto se mencionaron nombres como Bielsa, Klopp o Sampaoli. Cuando el colombiano fue elegido se interpretó como una calamidad deportiva.

Muy pocos saben que Osorio llegó a la final de la Copa Sudamericana, que en su país ganó todo con Atlético Nacional o que fue asistente técnico del Manchester City. Nunca presumió su fracaso con Puebla, nadie le aplaudió haber trabajado con Sao Paulo. Así llegó Juan ‘Cambios’ Osorio (así lo llaman) a entrenar la selección. A partir del 14 de octubre ya era el ‘Mesías’ en búsqueda del quinto partido, pero como se dice en México “hasta no ver, no creer”.

Sus rotaciones en la plantilla han sido retorcijones para la afición, porque siempre se esperó ver una misma alineación, y con ella un rumbo y una base futbolística. Aun así, clasificó para el Mundial sin contratiempos. Se hizo célebre por su libreta de trabajo y creó el ‘Plan de Acompañamiento’, un programa para que aquellos que jugaran pocos minutos tuvieran una buena condición físico atlética.

Arrancó la eliminatoria ante El Salvador y quebró una racha negativa de más de 20 años sin ganar en San Pedro Sula. En 2016 solo tuvo un descalabro, pero fue el mayor y de más vergüenza, un 7-0 en el torneo más antiguo del mundo, la Copa América Centenario ante Chile, que incluso ni la histórica victoria contra Estados Unidos en eliminatoria de visita pudo ocultar.

En 2017 hubo que echar mano de dos selecciones; una cayó con el primer rival europeo en el Viejo Continente, Croacia rumbo a la Confederaciones, y la otra jugaría la Copa Oro. En ambos torneos tuvo un mal desempeño. Y aquí pudimos apreciar otra cara de Osorio, al que se le quemó en leña verde porque insultó al cuerpo técnico de Nueva Zelanda y también a un árbitro; le cargaron seis juegos de suspensión y lo multaron con 5.000 francos suizos.

Sin embargo, a finales de ese año, en casa, el ‘tri’ consiguió su calificación matemática a Rusia contra Panamá a falta de varios partidos para concluir el hexagonal. México no terminó invicto, pero, por primera vez bajo su dirección, venció a Estados Unidos en Columbus; a Canadá le ganó en su país luego de 23 años sin conseguirlo; y también derrotó a Trinidad y Tobago por primera vez desde 2004 en calidad de visitante, y además acabó una sequía de victorias de 22 años sobre Honduras, en Tegucigalpa. Fueron 46 juegos con un saldo de 30 victorias, nueve empates y siete derrotas, es decir, tuvo un 68,2 por ciento de efectividad.

Desconexión con la afición

Es un entrenador metódico y valiente. Ha logrado mantener a su equipo unido, en una sana competencia por el puesto. Los jugadores se ven a gusto y han defendido a ultranza a su técnico porque creen en él y en su filosofía. Se ha dicho que son “la mejor camada en la historia de un representativo mayor”. Del resultado mundialista dependerá la continuidad de Osorio, aunque se sabe que tiene ofertas en Estados Unidos y en Colombia, como relevo natural de Pékerman. Pero eso no les importa a los fanáticos mexicanos, ellos quieren que prometa que por lo menos llegará a las semifinales.

El problema de la selección dirigida por el antioqueño es que no ha logrado conectar con la afición. Hoy el Mundial no es una prioridad en la oficina, en las escuelas o en los hogares; no se le presta la misma atención que a otras copas del mundo en las que contábamos con ídolos atractivos para las masas, como Zague, Cuauhtémoc Blanco, Jorge Campos o Luis Hernández, jugadores que dieron todo por vestirse de color verde.

En el Mundial tendremos que enfrentar a Alemania (equipo que siempre nos ha derrotado), Suecia y Corea, en el grupo F. Serán duras confrontaciones pero el avance a los octavos de final no parece lejano, especialmente por los antecedentes positivos que suma el equipo en la primera fase desde 1986.

México es futbolero hasta las entrañas, por eso su público exige y critica. Pero esta vez pareciera que las quejas, más que tintes inquisidores, tienen algo de miedo, ¿será que el público mexicano tiene pánico? Quizá sí. Y tiene su lógica. Osorio es un buen técnico pero con la selección no ha ganado nada, no supera los dos subcampeonatos de Copa América, ni el quinto juego del Mundial del 86. Nos queda esperar que pase lo de siempre, que el equipo se crezca al enfrentar a los grandes.

El colombiano ya seleccionó sus 23 jugadores. Seis de ellos tienen lesiones considerables y todos juegan en clubes europeos. Observó en cinco torneos y 512 juegos de liga, a 77 elementos de los cuales solo 66 tuvieron minutos. Su lista cuenta con Rafael Márquez, uno de los jugadores más importantes en la historia de México, y aunque no llevó a otros cuando dijo que irían, ya no se metió en polémicas y no contestó pidiendo respeto por sus argumentos y estudios.

¿Regresará a su país, se irá a Estados Unidos o se quedará? La respuesta la tendremos en julio, después de sus resultados en Rusia 2018.

*Periodista deportivo