Garantizar que lo que se produce en el campo sea un buen negocio para millones de campesinos es una de las misiones de la ADR. | Foto: Daniel Jaramillo

SOSTENIBILIDAD

Conozca la entidad que invertirá 262.000 millones para que nuestra tierra sea más productiva

La Agencia de Desarrollo Rural ha logrado un récord de proyectos aprobados y ha dotado con infraestructura, tecnología y herramientas a los campesinos colombianos.

3 de mayo de 2018

Somos el mejor aliado del campo para que el sueño de emprendimiento rural sea una realidad. No solo entregamos infraestructura y conocimiento a nuestros campesinos, también eliminamos la nociva cadena de intermediarios para que el producto llegue directo de la tierra a la tienda”. Esta explicación, dada por Juan Pablo Díaz Granados, presidente de la ADR, resume lo que esta agencia, creada en 2016 como apoyo al sector rural en tiempos de posconflicto, realiza en beneficio del desarrollo agrícola colombiano.

Para lograrlo, la agencia gestiona y fortalece técnica y financieramente nuevos proyectos productivos a lo largo y ancho de la geografía nacional en donde los campesinos cuentan con el apoyo continuo de la entidad y así se garantiza que lo invertido genere los resultados esperados.

Esto es de vital importancia ya que el conocimiento e inversión pueden resultar inocuos si no se realiza un seguimiento y se escucha a los pobladores de las zonas beneficiadas por los proyectos productivos. Un ejemplo es el trabajo que se hace en la Ciénaga de Betancí, en Córdoba, en la que se siembran alevinos para mantener los ciclos de subienda. Con este proyecto se les garantiza un ingreso estable a los pescadores de la región.

Allí, Carmelo Plazas, miembro de la Asociación de Pescadores del corregimiento Tres Piedras, le dio una recomendación muy válida a la ADR: “No solo se debe quedar con la siembra sino también se debe trabajar para proteger los peces de depredadores como murciélagos”. En casos como estos la agencia toma las medidas del caso para evitar que factores exógenos echen a perder proyectos que permiten el sustento y desarrollo futuro de miles de familias.

Trabajo en equipo

Al ser una entidad tan joven y con una demanda exigente que debe poner a producir el campo en el posconflicto, la ADR ha tenido que aprender y se ha ajustado a lo que se espera de ella. Para cumplir con los objetivos del gobierno actual, este año se estrenó un equipo de trabajadores, liderado por Juan Pablo Díaz Granados, quien se ha propuesto sintonizar las agendas agropecuarias con los planes de desarrollo.

Los proyectos de mayor alcance e impacto social presentados por la ADR son de tanta importancia para los planes gubernamentales de desarrollo social y agrario, que el propio presidente Juan Manuel Santos asiste a lanzamientos de varios de ellos para conocer de primera mano los pormenores de cada iniciativa.

Pero, más allá de las cifras y el alcance, los retos son más grandes. Para Santiago Tobón Rubio, economista experto en temas agrarios y quien fue gerente de la Caja Agraria, para que los proyectos crezcan y la cadena productiva se fortalezca, estos deben estar coordinados con los planes de desarrollo rural con enfoque territorial. “Las acciones de la agencia son fundamentales para el país, son el llamado a articular todos los componentes de la cadena agropecuaria para garantizar que la siembra y la producción desde el campo sea un buen negocio para millones de campesinos. Y para lograrlo su carta de navegación deben ser los Planes integrales de desarrollo agropecuario y rural”.

Tobón concluye que el gran reto de la ADR está en que sus proyectos no se dispersen “y terminen atendiendo criterios políticos, que a la postre no resultan integrales como ha sucedido tantas veces en el pasado”, explica.

Para evitar que eso pase, la ADR ha adoptado una estrategia de doble vía que atienda tanto los requerimientos que solicitan las regiones como los proyectos estratégicos nacionales. Esto incluye los distritos de riego, que son las áreas geográficas donde la ADR realiza obras hidroagrícolas para garantizar que el preciado líquido llegue a extensas zonas donde se desarrollan actividades agrícolas.

Tal estrategia incluye diversas formas de abordar el territorio, y utiliza herramientas de investigación en cuanto a potencialidad agropecuaria mediante georreferenciaciones, es decir, mapas generados por entidades como la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra), que dejan en claro dónde es mejor (y más rentable) desarrollar cada actividad de la cadena agrícola.