Para épocas de escasez, Pasto tiene una reserva de 900.000 galones de combustible. | Foto: Istock

CULTURA

Con el tanque lleno todo el año

Así fue como Pasto logró superar un panorama de escasez de combustible y garantizar la oferta a sus habitantes.

2 de octubre de 2017

Las largas filas de vehículos que se formaban en las 47 estaciones de combustible de la ciudad protagonizaron una angustiante escena para los pastusos entre marzo de 2012 y diciembre de 2015. Debido a la escasez de gasolina durante este periodo, cuando se acercaba el fin de mes imperaba el caos absoluto: el servicio de transporte público se restringía, las instituciones educativas se veían obligadas a cerrar sus puertas, algunas empresas privadas tenían que cambiar sus horarios y el comercio organizado reportaba pérdidas millonarias. En pocas palabras, la ciudad se paralizaba.

Esto cambió en la alcaldía de Pedro Vicente Obando Ordóñez, quien encontró una solución al problema al implementar tareas específicas que empezaron por ejercer rigurosos controles tanto en las plantas de gasolina de Yumbo (Valle del Cauca) como del transporte por la Vía Panamericana y en la llegada del combustible al sector de Daza. Estos controles se extendieron igualmente a todas las estaciones de servicio de la ciudad.

Foto: Óscar Coral.

“Hemos sido muy prudentes y muy acertados frente al manejo del tema”, asegura el secretario de Gobierno, Eduardo Enríquez Caicedo, quien reconoce que el apoyo de la Dirección de Hidrocarburos del Ministerio de Minas y Energía ha sido clave para superar esta problemática. Según el funcionario, desde la dirección del ministerio se depositó “la confianza en nosotros para permitirnos efectuar el control del combustible en las diferentes estaciones”. En la actualidad, el cupo mensual de combustible para el municipio de Pasto asciende a 3.985.000 galones, y la ciudad cuenta con una reserva de 900.000 galones. Estas cifras evidencian el manejo que se le está dando al problema, pues indican que se está evitando la fuga del combustible hacia otros municipios de Nariño y así previniendo que este sea destinado a actividades ilícitas en la región. “Puedo aseverar que el combustible que llega a Pasto no se desvía hacia otros destinos”, dice Enríquez Caicedo.

Una tarea de estas dimensiones no es fácil, pero fue posible porque la administración logró comprobar la existencia de eslabones perdidos y asumir con firmeza el control en la cadena de transporte y distribución. Gracias a las medidas que impulsó esta determinación, Pasto pasó de la escasez a la abundancia y hoy goza de una buena oferta de combustible que, además, cuenta con subsidios que se reflejan en un menor precio para el consumidor y cuyo suministro está garantizado durante todos los días de la semana.