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AL DESNUDO

Los dibujos anatómicos de Leonardo, expuestos en el Museo Metropolitano de Nueva York, una muestra de su pasión científica.

2 de julio de 1984


Aunque un conjunto de dibujos anatómicos con sus respectivas observaciones científicas, logicamente, deberían ocupar un recinto para especialistas, es usual que las acotaciones al margen del arte, por parte de los artistas, sean exhibidas en lugares consagrados a la pintura, escultura, arquitectura y artes decorativas. Siguiendo esa costumbre, al parecer incustionable, el Museo Metropolitano de Nueva York, muestra por estos meses "Dibujos anatómicos de Leonardo", tal vez el artista más mitificado de la historia.
Leonardo Da Vinci (1452-1519) fue considerado en su tiempo un genio. A partir del siglo XVI, la leyenda aumentó y muchos se referían a él calificándolo de mago. Su actividad incansable y múltiple, hizo que tanto los artistas como los científicos lo incluyeran en sus ramos. Los trabajos aportantes en pintura, escultura, ingeniería, arquitectura y demás observaciones sabias, confirmaron las pistas. Desde los veinte años, su nombre figuró inscrito en el registro de pintores florentinos. Vasari se refiere a su personalidad excepcional y habla de la veneración de que fue objeto entre sus contemporáneos, admiración y fervor que seguramente se acrecentaron ya que Leonardo fue capaz de perfeccionar lo existente: pintura, escultura, arquitectura, al tiempo que lleva la eficacia de su curiosidad a observar con criterio de ciencia, lo mecánico y el estudio óptico a través de la perspectiva. El interés de Da Vinci por la anatomía, agrupó su pasión científica, al tiempo que la búsqueda de la verdad artística mediante el saber de la naturaleza. Sin embargo, para su entorno ideológico, esta forma de conocimiento significaba burlar la prohibición de las leyes, identificarse con la clandestinidad y renunciar a los principios religiosos, cediendo ante la averiguación de un cuerpo degradado y mortal, donde él y todos los estudiosos no han podido encontrar el alma.
Leonardo Da Vinci, como ciudadano del Siglo XV, recibió la tradición incipiente que el estudio de la anatomía había trazado. Según Riolano, ya los hebreos conocían 40 huesos y 360 venas y ligamentos. Los griegos, amparados por el culto a la belleza, evidenciaron conmovedoramente el equilibrio de esas dotes, como lo demuestran las esculturas existentes. Según Haller, Hipócrates fue el primero en disecar cadáveres humanos para su estudio anatómico; ya que los egipcios lo habían hecho por mandato del culto. Pero Aristóteles afirma que los datos de Hipócrates eran pobres y erráticos. La verdadera base de la anatomía humana la da la escuela de Alejandría, en el siglo IV antes de Jesuscrito. A Erasístrato, nieto de Aristóteles, Herofilo y Praxágoras de Cos, se les concede la paternidad, a ciencia cierta, de haber abierto cadáveres para su estudio. En el siglo II de nuestra Era, Galeno disecó al mono y al cerdo. Luego, durante doce siglos, se abandonó el estudio de la anatomía debido a los prejuicios y creencias religiosas. Para que de alguna manera prosperara, el rey Federico II,sacó un edicto en el año 1215; luego el papa Bonifacio VIII, en el 1300, dio una autorización. En Bolonia, Mundinus abrió 2 cadáveres delante de sus alumnos, en 1315.
Leonardo quizo hacer parte de esa clandestinidad y atrevimiento. Sus dibujos del cuerpo humano se detienen en los músculos de brazos y piernas; en torsos, vientres y caderas. Desholló mujeres, hombres y ancianos. De 1503 data el "Estudio de hombre desnudo". Entre 1504 y 1506 elabora el croquis del sistema circulatorio básico. De 1510 es el "Torso anatómico de mujer". El "Estudio del corazon humano", está fechado en 1513. Huesos, articulaciones, cortes a miembros masculinos y femeninos, estan presentes en esta exhibición del Museo Metropolitano, que ahora hace su recorrido por los Estados Unidos. Estas piezas de pequeño formato, son consideradas joyas inapreciables y pertenecen a la Royal Library del Castillo Windsor.
Muchos hacen partir de Leonardo Da Vinci, la historia de la anatomía moderna. Así esos conocimientos pertenecieran al anonimato hasta varios siglos después. Leonardo planeó publicaciones sobre prespectiva, anatomía y mecánica, pero sólo el "Tratado de la pintura" tuvo la suerte de publicación en 1651. Entonces el joven belga Andrés Vesalio, en el siglo XVI, señaló y refutó los errores de Galeno; esos replanteamientos, correcciones y nuevas observaciones hicieron que a Vesalio se le concediera la paternidad. Leonardo confesó: "Yo, para tener un conocimiento pleno y verdadero, he desecado más de diez cuerpos humanos", en verdad, tuvo que ver en su existencia con más de treinta cadáveres, lo cual señala también cierta morbosidad desarrollada y un terrible conflicto. Puesto que el máximo generador de la belleza, también era capaz de acercarse y detenerse en los objetos putrefactos y renunciar por largos espacios a lo sublime entregándose al conocimiento directo de algo aún no revelado, aunque para ello tuviera que transitar por la escoria y lo repugnante.
Leonardo, El Divino, logró en su considerable nomadismo, conmover a la Europa incomunicada de su tiempo. Su presencia en la corte de Ludovico El Moro en Milán, entre los Medicis en Florencia o en el reino de Francia presidido por Francisco 1, fue crucial. A su muerte dejó un legado múltiple y aunque el gran caudal de sus diversas observaciones, tanto en arte como en ciencia, quedaron inconclusas, la historia ha ido dándole paulatinamente la razón a su apelativo de genio, y el mago que supo inventar una cosmología completa, asociando cielo y tierra en las pulsaciones del universo animado por la luz irradiante y la incesante lucha de los elementos, dejó de serlo, para convertirse en el génesis de la ciencia moderna Leonardo, el insatisfecho, el incomprendido, el sodomita, el audaz el ponderado por los buscadores de saber, hoy de nuevo en la noticia vigente. Se le puede aplicar la frase de Schauffler que intentaba definir; Beethoven: "hizo estallar una carga, tan profunda de pensamiento y pasión que el mundo vibra todavía con la explosión", para señalar la fascinación de su obra y personalidad que convierten las exhibiciones en su honor, en un verdadero acontecimiento.