No es sólo que Italia sea el invitado de honor y para la ocasión el XV Festival de Cine de Bogotá disponga de más de 60 películas de la bota itálica para gusto y goce del público capitalino. Es que, contadas las cintas en competencia, la muestra internacional, el ciclo de cine español y otro más de cine mudo alemán y el homenaje al Festival de Cannes, el certamen de este año da para pensar que puede ser uno de los mejores desde su fundación.Si todo sale como está prometido, a partir del martes 15 y hasta el miércoles 23 de septiembre los cinéfilos bogotanos tendrán frente a sus ojos un suculento menú difícil de evadir.Para comenzar, sobresale la muestra de cine italiano, una variada selección que incluye, al margen del ciclo de cine contemporáneo y otro dedicado al cine mudo, más de 30 filmes de sus más grandes directores, entre ellos Vittorio de Sica, Federico Fellini, Pier Paolo Pasolini, Luchino Visconti y los hermanos Paolo y Vittorio Taviani. En segundo término se destaca el homenaje a los 50 años del Festival de Cannes, una respetable reunión de las cintas más representativas a lo largo de la historia del evento (ver recuadro). Y en tercer lugar, la retrospectiva de cine español, que incluye películas como Bienvenido Mr. Marshall, de Luis García Berlanga, y Cría cuervos, de Carlos Saura.Todas estas muestras, unidas a la de cine internacional contemporáneo, que este año presenta películas de Alemania, Argentina, Bolivia, Brasil, España (el mayor participante con 20 cintas), Estados Unidos, Francia, India, Gran Bretaña, Irán, Italia, Marruecos y Venezuela, sirven de marco al evento principal, el de la competencia por el Círculo Precolombino de Oro a las mejores óperas primas y que en esta ocasión cuenta con la participación de cuatro producciones colombianas: Posición viciada, de Ricardo Coral-Dorado; La deuda, de Manuel José Alvarez y Nicolás Buenaventura; La gran charada, de Daniel Robin y Jonathan Sanford, y La vendedora de rosas, de Víctor Gaviria (ver recuadro). Serán nueve días de un festival que, a pesar de las dificultades financieras y de organización, se está consolidando como uno de los certámenes más tradicionales de la capital, al lado del Festival Iberoamericano de Teatro.