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DECISION INAPELABLE

Una novela que cuenta la historia de un hombre que apaga para siempre su televisor.

LUIS FERNANDO AFANADOR
4 de octubre de 1999

Ya había escrito sobre un hombre que se niega a salir del baño de su casa. También sobre
un hombre que no quiere problemas, sólo ver el mundo desde su silla. Había contado la vida de otro desde el
día en que empezaron sus clases de conducción. Ahora escribe sobre él mismo, alguien que comienza a vivir
cuando decide apagar para siempre la televisión.
La televisión es la cuarta novela de Jean Philippe Toussiant y es otra broma sobre los inútiles hechos
cotidianos y los absurdos gestos del hombre en el mundo. Toussiant, un asombroso observador de
pequeñísimas realidades sin sentido, relata la historia, en primera persona, de alguien que mientras
escribe un libro sobre Tiziano dedica su solitario verano berlinés _ha enviado a su esposa embarazada y
a su hijo a Italia_ a luchar contra el fantasma de la televisión porque "los artistas representan la realidad en
sus obras con el objeto de abarcar el mundo y captar su esencia, mientras que la televisión, si la
representa, es por defecto, por simple determinismo técnico, por compulsión". Así como se está en el
mundo cuando se toman clases de conducción, o cuando lo vemos desde una silla, estamos muy lejos de él
frente a la televisión.
Pero resulta que al apagar la televisión no entramos, por arte de magia al maravilloso mundo de la vida
creativa. Y no sólo por el terrible y angustioso síndrome de abstinencia que genera no ver televisión en un
universo rodeado de televisores y televidentes, sino porque la realidad que está afuera de la televisión es
igualmente banal y repetitiva, y allí también seguiremos siendo pasivos y consumidores. En el mundo 'de
afuera', como diría T.S. Eliot, el gran poeta de nuestro tiempo, hay "un montón de imágenes rotas, en que da
el sol". Puede que la televisión no exista para producir seres sin iniciativa como tendemos a creer, más bien
sería al contrario: esos seres sin iniciativa han creado un refugio a su medida.
Sin embargo el personaje de Toussiant, perezoso espectador del mundo, pondrá todo su empeño en
alcanzar una vida creativa. Su opción será su investigación sobre Tiziano y Carlos V. Hubo un posible
encuentro entre ellos en 1530, en Augsburgo, descrito por Musset. Puede ser apócrifo, pero de ser cierto
revelaría un momento decisivo de la historia en que cambiaron las relaciones entre el arte y el poder. Carlos
V fue a visitar a Tiziano en su estudio y éste 'deliberadamente' dejó caer su pincel que es recogido por el rey.
El artista ya no es más un mandadero del soberano, ahora el poder político se inclina ante el artista. Tal es
el trascendental estudio que realiza el personaje en un año sabático financiado por una fundación alemana.
También cabe la posibilidad de que la caída del pincel fuera 'accidental' y Carlos V tan sólo se le adelantó a
Tiziano, que ya lo iba a recoger. Como quien dice: una tontería. Quién dijo que las investigaciones
académicas no están llenas de tontería aunque las financien prestigiosas fundaciones alemanas.
En un año nuestro personaje ha escrito una frase: "Cuando Musset". Y desde luego, el título: El pincel. No
es culpa suya que haya televisores por todas partes. Además él se comprometió a apagar 'su' televisión, no la
de los vecinos, y éstos le pidieron regar las plantas cuando se fueron de vacaciones... De cualquier manera el
trabajo creativo tiene dos procesos: el de gestación, que exige únicamente disponibilidad de espíritu, y el de
ejecución, que exige disciplina, austeridad y rigor. De estos dos al primero era "al que le había dado
preferencia".
Apagar la televisión, fuera de reírse bastante de sí mismo _de nosotros mismos que en este caso somos
lectores implicados_ no ha traído necesariamente una vida más profunda y sólo ha dejado zozobra e
inquietud. Pero algo ha pasado, algo ha quedado. (Nota: La televisión fue publicada en España y pronto será
distribuida en Colombia)


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