Rosa Montero Pasiones Aguilar, 1999 230 páginas $ 32.000 En el siglo XVIII, Madame du Châtelet, filósofa y escritora, amante de Voltaire, escribió un libro muy sabio sobre el amor y el desamor, Discurso sobre la felicidad, en el que planteaba la necesidad de mantenerse sereno y centrado en sí mismo para ser feliz. Y tenía la convicción y la ambición de lograrlo; no en vano pertenecía a un siglo que había consolidado el individualismo moderno y estaba seguro de encontrar la felicidad a través de la pasión amorosa. Aunque poco después de expresar tanta sensatez y equilibrio la marquesa hizo todo lo contrario: se enamoró de Saint-Lambert, un imbécil, poeta mediocre, hermoso y veinteañero. También había caído en el error de ofrecer lo que los enamorados terminan ofreciendo a sus amantes en la pasión: el sacrificio de su propia inteligencia. No es fácil resistir a las promesas del amor. A través de él _explica Rosa Montero_ podemos evadirnos de nuestra asfixiante individualidad, de ese encierro del yo que nos condena a nuestra propia y solitaria muerte. La pasión es un impulso místico, un sentimiento religioso (de religare, unir) que nos apremia a fundirnos con el otro, porque al deshacernos en el amado nos hacemos indestructibles. Se ama contra la muerte, como una manera de escapar de ese despeñarse hacia la nada que es la vida. Una ilusión, o mejor, una maravillosa ilusión que llevamos dentro: pocas veces se realiza y, además, es muy breve. "El enamorado ama es el amor", decía San Agustín. La cruda realidad es, la mayoría de las veces, el desencuentro, el sufrimiento, la destrucción mutua y la soledad. Eso es lo que descubre Rosa Montero al seguir de cerca la verdad de las relaciones que tuvieron aquellas parejas famosas objeto de su estudio, algunas falsamente convertidas en emblemas del amor absoluto. Por fortuna para el lector, es cierta la afirmación de Denis de Rougemont: el amor feliz no tiene historia, sólo el amor amenazado es novelesco. Circunstancia que es explotada con acierto en el libro: todos los relatos están bien escritos y mejor contados, y de paso, como en una novela, conocemos sin esfuerzo el contexto del pensamiento y la época de sus protagonistas. Oscar Wilde sabía que detrás de la figura lánguida y de los grandes ojos azules de lord Alfred Douglas, había un ser egoísta, vanidoso, frívolo, violento y malvado, que no valía ni el polvo de sus zapatos. "Durante los tres últimos años he estado enloquecido, y si vuelvo a ver a Douglas le mataré", dijo desde la cárcel, ya destruido por su culpa. Lo cual no impidió que una vez libre volviera a reunirse con él: "Todo el mundo está furioso contra mí por haber vuelto contigo, pero es que no nos comprenden". ¿Qué importa? El amor no es más que la voluntad de amar. Y la voluntad de Wilde era conmovedora, trágica, total, dice Rosa Montero. La Malinche _una bella y culta princesa indígena_ por amor a Hernán Cortés traicionó a su pueblo, su raza y sus costumbres. Lo salvó de una emboscada, le suministró la información necesaria para derrotar a Moctezuma. El extremeño _feo, ambicioso, mujeriego, vividor y cruel_ al final la abandonó y la casó con uno de sus capitanes. Conquistado México, la Malinche ya no le servía. ¿Qué recibió la Malinche a cambio de tanto? Nada. O, tal vez, una gratificación que explica muchas relaciones absurdas: "Hay parejas inconcebibles que, en efecto, una sólo puede imaginar sustentadas por el secreto de la cama". A pesar de las golpizas, de las separaciones, de la imposibilidad de vivir juntos, de estar casada con otro hombre, Liz Taylor, protegida con un paraguas de los paparazzi, lloró sola en el cementerio _le pidieron que fuera después_ durante 10 minutos a Richard Burton. Amadeo Modigliani y Jeanne Hébuterne, quizá la pareja que más daño y dolor se han causado entre las parejas que han existido, reposan en la misma tumba, en Père Lachaise, "dulcificados por la imaginación y la leyenda, como si se hubieran amado tiernamente". n Novedades Malcolm Deas Intercambios violentos Taurus, 1999 113 páginas $ 19.000 Colombia es el país más violento del mundo. Este es un lugar común que nos apresuramos a repetir sin ninguna reflexión crítica. Aparte de avergonzarnos, de sentirnos culpables _no falta quienes se sienten orgullosos_ es un dato que no nos sirve para nada. Porque no corresponde a nada concreto. ¿Violento de qué manera? se pregunta Malcom Deas en su ensayo sobre la violencia política en el que toma a Colombia como tema análisis. Haciendo la comparación con otros países latinoamericanos y europeos considerados violentos, Deas profundiza en la particularidad de nuestra violencia. El libro, desde luego, no llega a una respuesta definitiva, pero abre muchas perspectivas al llevar la discusión del terreno incierto de las generalidades y los prejuicios al de lo real y específico. Una característica del estilo de Deas quien ha enriquecido nuestro debate, casi siempre estéril: "Si la guerrilla no deja la lucha armada hasta no ver la Tierra Prometida, entonces la lucha armada nunca cesará, porque aquí nunca veremos la Tierra Prometida. Los propósitos vagos vuelven la lucha perpetua. Hay que precisar lo que se busca". Juan Manuel López Caballero De la crisis al colapso Tercer Mundo, 1999 114 páginas $ 16.900 La desastrosa situación económica que vive el país, la peor de su historia, no es el resultado del azar sino de las equivocadas decisiones tomadas por las personas encargadas del manejo económico durante los últimos años. Juan Manuel López, propone en su libro dejar una actitud pasiva para pensar cuál es el modelo económico que queremos. Los sabios de la economía _que ya no lo son tanto_ no pueden seguir decidiendo errada e impunemente sobre nuestro futuro. Pero revisar el desafortunado modelo no parece ser la voluntad de este gobierno que sigue ahondando en la crisis y haciendo uso del espejo retrovisor. El cambio de rumbo _plantea López_ no da espera: si no lo hacemos ahora, la crisis social va a estallar.