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GARDEL, SIEMPRE VIVO

A los 50 años de su muerte, Carlos Gardel sigue vigente en bares, cantinas y tertulias.

15 de julio de 1985

Al igual que en muchas otras ciudades, el tango en Medellín no es sólo bohemia, lumpen y borrachera rematada en el filo de un puñal; es mucho más que eso, es una cultura con miles de fanáticos y adoradores que en un cafetín, en un bar de clase alta o en la comodidad de una sala, escuchan cada tango con emoción y reverencia. A veces lo hacen en medio de la farra, otras en la soledad de un billar a media tarde, pero siempre en un estado de ánimo perdido entre la añoranza y la esperanza. Porque ese sentimiento a veces triste, a veces voluptuoso, convertido en canción y en baile ha tenido tal arraigo en Medellín que igual uno se lo encuentra en la solemnidad del auditorio universitario en donde se dicta cátedra sobre el lunfardo como lenguaje popular, o sobre la presencia de Gardel en la música de América Latina. Se le descubre también en un ciclo de películas, en una galería de arte, en la cantina del Gordo Aníbal, altar del tango enclavado en esa "zona de candela" que es barrio Antioquia o en la "Casa Gardeliana", otro santuario en pleno Manrique que conserva la versión paisa del "Viejo almacén" argentino en donde se muelen tangos sin descanso.

Gardel vive en América
El tango es alma de Argentina convertido en legado latinoamericano, es su genio musical, es, con el fútbol, patrimonio nacional.

Esta melodía recorrió América y pegó. A principios del siglo ya el tango era cosa cotidiana. Luego vendrían la voz y la figura de Gardel en discos y en películas. Finalmente, el tango viajó por muchas ciudades para quedarse en América como pertenencia de todos.

Su voz y su personalidad indiscutible se volvieron mito y leyenda después de la muerte trágica.

Por eso cada veinticuatro de junio, se celebran en muchas ciudades pequeños y grandes homenajes al Morocho del Abasto, al Zorzal Criollo, al hombre que cantando llevó el tango de los pies al corazón. Ya sea en un restaurante latino en Washington que lleva su nombre; en las cadenas de T.V. de habla hispana en los Estados Unidos; en las emisoras "con su viva voz", en el lanzamiento de álbumes cargados de evocaciones musicales y recuerdos fotográficos que han vuelto familiar la imagen de su tumba en la chacarita, a Isabel del Valle su novia de siempre, los escombros del avión en donde perdió su vida, el facsimil de su partida de nacimiento o el puñal de plata que siempre llevaba consigo y que sirvió para que su cadáver fuera identificado. Estas fotos, sumadas a su rostro siempre sonriente y a su cabello eternamente engominado, se publican anualmente en revistas y periódicos con cientos de cuartillas que siempre cuentan lo mismo: su vida y su muerte.

Hay círculos gardelistas, asociaciones gardelianas, clubes y centros nocturnos dedicados a Gardel en casi todas las ciudades. En Caracas se saborean sus canciones en Caño Amarillo, muy cerca a la estación en donde fue recibido un Gardel triunfante, convertido hoy en monumento al célebre cantante.

Para su aniversario se realizan toda clase de eventos, como la procesión en Barquisimeto, Venezuela, donde los participantes recorren las calles entonando canciones de Gardel o la misa que se celebra en Santiago de Chile como prólogo a una reunión de admiradores. Los uruguayos se pelean su nacionalidad y se les conceda o no, tienen el tango como cosa propia.

En Bolivia se transmite el programa "La Catedral del Tango" que desde hace quince años se ha sumado a los círculos que rinden culto a Gardel. Incluso en el Brasil, con todo y la barrera del idioma, no hay un ciudadano mayor de cincuenta años que haya olvidado el nombre de Gardel y las noches de rumba entre sambas y tangos. La Asociación Gardeliana de Colombia que dirige el argentino Leonardo Nieto, celebrará la muerte de Gardel con más de 30 actos de todos los calibres en donde se involucran los eventos puramente intelectuales con el jolgorio popular.

Al lado de este ejército de seguidores emocionales del tango y de Gardel que no se detienen en el por qué y sólo se dejan llevar por el ídolo. hay reconocidos intelectuales regados en toda América que han dedicado buena parte de su tiempo a estudiar el tango, sus temas, orígenes, intérpretes, seguidores y autores sin dejar escapar el más mínimo detalle.

"Vos también tenés tu historia"
Para llegar al tango hay muchos hilos que van confundiéndose hasta formar una tela de orígenes difusos. Se dice que el tango llegó a América enredado en las notas de la zarzuela y allí comenzó una amalgama de bailes populares de hondas raíces, con el candombé de los negros rioplatenses y con toda una carga de situaciones humanas y de ritmos, suficiente para tener ocupado de por vida a un sociólogo o a un historiador.

El tango pertenece por entero a la ciudad, es urbano de los pies a la cabeza. Nació y creció en calles estrechas con todo y farolito, en casas de baile, en los lupanares, en cafetínes de gente maleva, en abastos y en los puestos rioplatenses a donde llegaban por tierra los gauchos sin campo, desalojados de las pampas después de que éstas fueron apropiadas y alambradas; y por agua verdaderas oleadas de inmigrantes desde médicos y abogados; artistas, músicos y pintores; artesanos, ingenieros, notarios y contables hasta toda clase de piojos humanos, aventureros y marinos desertores que se sumaron a la soldadesca de tantas guerras. Así se fueron formando los cinturones, los arrabales, extramuros y suburbios en donde se hacinaron seres humanos y expresiones culturales, inmemorable caldo de cultivo para una nueva clase social que tenía que reventar por algún lado. Así se formó el tango, el hijo natural de aquel submundo. Su mejor expresión.

Nace, crece, se reproduce pero no muere. Viaja en todas las maletas y a mediados del siglo XIX llega a Europa a revitalizar los cansados minués. Luego será devuelto a la Argentina, ya es baile y es canto, sufre sus modificaciones y por el año 1900 da punto, logra su estilo que lo hará inconfundible de por vida: ya sea criollo con su ritmo de habanera, tango milonga, canción tango para piano solo o para conjunto instrumental en el que se reparten honores el violín, la guitarra, el bandoneón y el piano. El tango logra su discurso, sus textos nostálgicos y alegres, trágicos o románticos, reales, sencillos, cotidianos, con toda clase de historias que hablan de guitarras, minas (mujeres), malevos, esquinas, noches, farolitos, amantes, "tiráte al río no me embromés con tu conciencia" o "piba dame la lata" la frase de un "cafishio" a su pupila a la que hacía rendir cuentas después de sus jornadas nocturnas, cada lata cada cliente, cobraba a la "madama" y la plata para el bolsillo del amante.

Más de un tango hay rodando por ahí, son tantos que la Sociedad de Autores y Compositores de Argentina registró en 1975 el tango número un millón. Tangos como "La Cumparsita" que han resistido el embate de los años y como éste compuesto en 1914 por Gerardo Mato Rodríguez, está todavía vigente, tiene más de 500 versiones y ha sido grabado en más de 20 idiomas. Un millón de tangos sin contar las letras que resposan inéditas en el último cajón de un escritorio o en el fondo de un arcón.

Pero el tango no sólo es escuchado y adorado, también ha sido perseguido, un cardenal francés lo vetó por sensual y para levantar su excomunión una pareja lo bailó en el Vaticano ante el Papa Pio X.

Cada día canta mejor
El tango no llegó a Colombia por Gardel pero sí se quedó gracias a él según una de las cientos de frases acuñadas por su gloria: antes de Gardel no hubo cantores de tango y después de Gardel nadie lo cantó mejor. Su muerte en Medellín y la pasión que despertó su música convirtió a esta ciudad en un centro tanguero. Muchos antioqueños se saben de memoria su vida y su muerte, sin embargo, para ellos Gardel no ha muerto, "cada día canta mejor"

Así se quedó el tango en Medellín desde que era una provincia en camino a ser ciudad. Con características parecidas al caldo de cultivo que fueron los arrabales de Buenos Aires, aquí como allá llegaban campesinos desterrados en busca del brillo ciudadano, hombres solos que asistían a la metamorfosis de un pueblo en ciudad y encontraron en el tango un alivio a sus honduras como en las prostitutas hallaron un consuelo a sus pesares. Casi todo se gestó en Guayaquil pero con el crecimiento de la ciudad el tango fue regándose con ella hasta meterse en cada cafetín de barrio.

La carrera 45 eje central del barrio Manrique, casi una ciudad dentro de otra, se convirtió en la calle Carlos Gardel. A lado y lado de la vía se mueven hombres y mujeres que pasan de la prendería a la cantina, en cada tocadiscos se muele la voz del tango, es calle de teatro, viviendas humildes y ventas ambulantes de empanadas. Está salpicada de familias que aprendieron a vivir con la bulla de los buses y los traganíqueles. De día, la recorren escolares estudiantes de uniforme y mujeres que van al mercado y por la noche es el dominio total del tango. Allí está la estatua de Carlos Gardel, a la que nunca faltan flores ni banderas y la Casa Gardeliana frecuentada por personas de todos los niveles que buscan en ella lo mejor del tango. Por la Gardeliana han pasado artistas de renombre internacional desde Mercedes Sosa hasta la Rinaldi y en su interior no es difícil encontrar en una noche de farra una mesa ocupada por prostitutas al lado de una mesa de políticos importantes o industriales influyentes. A todos los reúne un culto apasionado por el tango y por Gardel al que sienten como algo propio. Todos recuerdan sus últimas palabras ante el público, tal como si se las hubiera dicho en privado a cada uno "... no sé si volveré porque el hombre propone y Dios dispone, pero es tanto el encanto de esta tierra que me recibió y me despide como si fuera su hijo propio que no puedo decirles adiós sino hasta siempre". Y así fue.

EL TESTAMENTO
"Este es mi testamento. En esta ciudad de Buenos Aires, el día 7 de noviembre de 1933, encontrándome en pleno goce de mis facultades intelectuales, otorgo este mi testamento ológrafo, disponiendo en él de mis bienes para después de mi fallecimiento, en la siguiente forma: Primero: soy francés, nacido en Tolouse, el día 11 de diciembre de 1890 y soy hijo de Berthe Gardés. Segundo: hago constar expresamente que mi verdadero nombre y apellido son Carlos Romualdo Gardés, pero con motivo de mi profesión de artista, he adoptado y usado siempre el apellido 'Gardel', y con este apellido soy conocido en todas partes. Asimismo, hago constar que las cuentas que tengo en los bancos expresamente en el Banco de la Nación Argentina, así como mis títulos de propiedad y demás papeles figuran invariablemente con mi nombre y apellido de adoptación, o sea Carlos Gardel. Soy de estado soltero y no tengo hijos naturales. Cuarto: no debo suma alguna y perdono todo lo que me deben. Mis bienes resultarán de los títulos y papeles que tenga a la fecha de mi fallecimiento. Quinto: nombro por mi única y universal heredera de todos mis bienes y derechos a mi nombrada madre Berthe Gardés. Sexto: nombro mi albacea testamentario a mi amigo Armando Delfino para que liquide mi testamentaria y asesore a mi nombrada madre durante la tramitación de la misma. No teniendo otras disposiciones que hacer, hago constar que el presente ha sido redactado de mi puño y letra y de una sola vez lo firmo en la fecha arriba indicada. (Fdo.) Carlos Gardel".

Y DESPUES DE GARDEL, ¿QUIEN?
Inmediatamente después de la muerte de Gardel surge otra generación del tango. Por un lado, artistas como Hugo del Carril, Edmundo Rivero, Roberto Goyeneche, Julio Sosa, Mercedes Simone y Libertad Lamarque interpretan las canciones. En forma paralela, por los años cuarenta, el tango revive y se fortalece gracias a Anibal Troilo, más conocido como "Pichuco" quien es bandoneonista y compositor. En cuanto a la letra, el tango ofrece una particularidad ya que son poetas los que la escriben.
Catulo Castillo, Homero Manzi y Santos di Scepolo entre otros muchos para no mencionar sino a algunos, impregnan al tango de un sabor poético especial.

Luego de esta generación post-Gardel, el tango sufre un bajonazo, y mientras el rock gana millones de adeptos, aquel pasa a un segundo plano. Paradójicamente, en este momento, escritores y poetas argentinos como Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Ernesto Sábato unen todos sus esfuerzos y emprenden una cruzada para salvar al tango del olvido, escribiendo sobre él y componiendo estrofas para ser interpretadas.

Sin embargo, desde el punto de vista musical, es Astor Piazzola quien le da al tango su carácter universal. Lo introduce nuevamente en el cine como antes lo había hecho Gardel y también en Europa, retomando una vez más los pasos del célebre intérprete, mitificado por su muerte. Es además Piazzola el que profesionaliza al tango, llevándolo a las partituras y sometiéndolo a técnicas musicales, lo cual produjo al principio reacciones bastante fuertes. Otros como Horacio Ferrer escriben la letra de los tangos, llegando inclusive a componer una opereta-tango con la música de Piazzola.

Ferrer es también el autor de la enciclopedia del tango. Hoy por hoy, hay grandes compositores e intérpretes como Juan José Mozalini, Leopoldo Federico y José Colangello. Pero, ubicada en primer plano resalta la cantante Susana Rinaldi la cual está, además, en condiciones superiores a los otros, puesto que ante todo es actriz y la representación que de los tangos hace es muy completa.

El tango perdura porque su ser intrínseco es universal.

"El día que me quieras"

Es la historia de un pueblo, y de la familia Ancizar en particular, cuyas vidas se ven conmocionadas por una visita intempestiva de Gardel, visita que será la última en territorio venezolano antes del fatal accidente. Alrededor de tres hermanas, Elvira (Graciela Dufau), María Luisa (María Eugenia Dávila) y Matilde (Adriana Herrán) se teje la trama. La relación amorosa de Pío Vargas (Fausto Verdial) y María Luisa también se ve afectada por Gardel y el noviazgo de diez años entra en crisis.

En síntesis, es una historia de amor, pasión, desengaño y añoranza incertada en un esquema romántico entretenido.

Paradójicamente, la película patrocinada por Focine y cuyo costo es de sesenta millones de pesos, se está filmando en la ciudad de Popayán, con la dirección del colombiano Sergio Dow y la fotografía de Lachman. El argumento se basa en la obra de Cabrujas que fue un éxito teatral cuando se estrenó, hace seis años, en Venezuela, para emprender luego una gira por Centroamérica y acabar siendo representada finalmente en "La Mama" de Nueva York.

Actualmente, para conmemorar los 50 años de la muerte de Gardel se están haciendo dos películas; una franco-argentina, "El exilio de Gardel" y "El día que me quieras" que es una producción colombo-venezolana.

Aunque el actor que encarna al cantante argentino no es el protagonista, éste es un buen gancho para impregnar a la película del mito gardeliano. Una historia de amor, un pueblo del Caribe, el medio ambiente tipificado y todo unido por el ídolo del tango que pareciera estar más vivo hoy que nunca, en un tiempo de duración de 100 minutos.